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Arrecia la guerra sucia

La guerra sucia en este proceso electoral va tomando fuerza. De aquí al 6 de junio, día de la votación, las ciudadanas y ciudadanos podemos esperar todo tipo de videos, audios, fotos y bulos en contra de unos y otros. 

Esta guerra de lodo, que tristemente ocurre en cada periodo electoral, comienza a ser cada vez más notoria, e incluso preocupante, en Jalisco. 

En el festejo del 10 de mayo, Carlos Lomelí, aspirante de Morena, anunció que, en caso de resultar electo, apoyaría a las mujeres del municipio con la entrega de una tarjeta de descuento en productos de la canasta básica. Esta promesa se convirtió en noticia nacional y en una denuncia de Movimiento Ciudadano, ya que se le acusó de estar entregando tarjetas para comprar el voto. Lo que el morenista negó, subrayando que se trataría de un programa de gobierno, en caso de resultar vencedor. 

El pasado fin de semana, el viernes 14 de mayo, Alberto Uribe y Carlos Lomelí, candidatos de Morena por Zapopan y Guadalajara, respectivamente, recibieron un pliego petitorio de los taxistas tradicionales donde pedían acciones contra Uber y Didi. La aceptación del documento y la firma de recibido desencadenó una noticia falsa de que Uribe y Lomelí buscaban eliminar en la Zona Metropolitana de Guadalajara a las plataformas de servicio de transporte. 

Alberto Uribe aclaró en sus redes sociales que él sólo firmó de recibido la petición de los taxistas, lo que no representa un compromiso con éstos, sino la apertura de ambos morenistas a revisar sus demandas. 

Pero el incidente más preocupante hasta el momento, ocurrió este lunes, cuando un ciudadano denunció al número de emergencia 911 el hallazgo de una hielera con manchas de sangre visibles, de acuerdo con la versión ofrecida por la Policía de Zapopan. 

En la hielera se encontraba un mensaje contra el candidato de Futuro a la alcaldía de Zapopan, Pedro Kumamoto, y una cabeza de cerdo. Este hallazgo se dio en los cruces de las calles Zoquipan y José María Yermo, en la colonia Zoquipan, del municipio de Zapopan. 

En la cartulina, dirigida a Kumamoto y dejada con un picahielos, se lee: “Lo que isiste en Tepa no se olbida pinche pedofilo Kumamoto, pronto lo bas a pagar (sic)”. 

Esa misma tarde, Pedro Kumamoto denunció ante medios de comunicación y sin presentar prueba alguna, a Movimiento Ciudadano y a su opositor, Juan José Frangie, de ser los autores de la amenaza y responsabilizó de su seguridad, la de su familia y la de su equipo a los emecistas. 

A través de un comunicado, y más tarde de un mensaje directo para Kumamoto en redes sociales, Frangie se deslindó de los hechos, lamentó la acusación sin sustento por parte del joven político, al tiempo que condenó y reprobó la intimidación sufrida por el abanderado de Futuro. 

Por supuesto, no debe descartarse la posibilidad de que la amenaza realmente provenga de un grupo criminal, pero, de no ser así, ¿quién gana con este hecho? 

Juan José Frangie no parece salir bien parado. Movimiento Ciudadano y su candidato son los que pierden con lo ocurrido, debido a que los gobiernos de Zapopan y de Jalisco, encargados de la seguridad, son naranjas. Sería pegarse un tiro en el pie. 

Con esta amenaza, Kumamoto gana voz y espacios en los medios de comunicación no sólo locales sino nacionales, pero se revive la lluvia de acusaciones por acoso, abuso sexual, hostigamiento y violencia de género que empañó a su movimiento en 2019, con el #MeTooMx. 

Una amenaza en contra de un candidato es algo para tomarse en serio en México; en este periodo electoral han sido asesinados por el crimen organizado 18 aspirantes a presidencias municipales. 

A la fecha, en Guerrero se han registrado cuatro homicidios, en Veracruz también cuatro, tres en Jalisco, dos en Quintana Roo, y uno en las siguientes entidades: Guanajuato, Chiapas, Chihuahua, Oaxaca y Sonora. 

Ayer, el candidato de Futuro formalizó sus denuncias ante la Fiscalía General de Jalisco y el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana del Estado en contra de Frangie y su partido. 

La guerra sucia está arreciando. Como ciudadanos nos queda revisar las fuentes de la información que consumimos. 

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jl/I