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Buscar solas

Hace un par de semanas la amiga de una persona desaparecida en San Fernando, Tamaulipas, me reenvió un alarmante mensaje de voz por WhatsApp:

“Nomás para avisarte que ahora voy a entrar a un lugar donde me dijeron que al parecer dejaron a mi hijo y a mi señor, le solicité días a la fiscalía y nomás no me dieron fechas para continuar en unas búsquedas en Hidalgo hasta el 21 y 22 de septiembre. Esto que tengo reciente me lo acaban de pasar. Ahora entré yo sola, voy a entrar yo sola. Si algo me llega a pasar utiliza este audio, utilízalo porque les pido y les vuelvo a pedir fechas para salir a operativos para que me acompañen y ya no quieren. Quién sabe qué estará pasando. Yo ahora voy a entrar yo sola, es una extensión demasiado grande, demasiado grande atrás del monte donde tuvieron a mi hijo”.

Quien habla es Carlota Hernández Maldonado y es una mujer de Ciudad Victoria, Tamaulipas. Su hijo Liborio Hernández Maldonado y su esposo Jorge Eloy Arratia Flores fueron desaparecidos el 16 de agosto de 2013.

Entrevisté a Carlota después de tres días de hacer rastrillajes junto con otra amiga que fue con ella. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) estuvo monitoreando, le decían que esperara a que las autoridades la acompañaran, cuenta Carlota. Pero ella, como muchas madres en México, dice que ya lleva esperando mucho tiempo.

El 16 de agosto de 2013, Liborio y Jorge Eloy –mecánicos de oficio– estaban revisando el auto de un vecino, les faltaban unas piezas y se dirigieron a un deshuesadero, pero no volvieron.

Días más tarde, el 24 de agosto, las autoridades federales hicieron un operativo en una casa de secuestro en el fraccionamiento Santa Regina, Ciudad Victoria, y detuvieron a Román Ricardo Palomo Rincones, apodado El Coyote.

A este sitio de espanto se habrían llevado al esposo y al hijo de Carlota, según la investigación judicial del caso que está en manos de la SEIDO (Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada).

También según los dichos de un muchacho que le envió un mensaje a Carlota para decirle que su hijo y su esposo estaban enterrados en una fosa clandestina detrás de un fraccionamiento residencial en Ciudad Victoria. Carlota y el joven se vieron fugazmente en una esquina de la ciudad.

Él le dijo que si sabía dónde estaban los cuerpos de sus seres queridos era porque él había sido secuestrado y obligado a usar un bate de beisbol para golpear hasta la muerte a las personas que estaban ahí, entre ellas, Liborio y Jorge Eloy. Que él había podido escapar.

La historia de Carlota y el horror se entrecruzan con la masacre de San Fernando, donde fueron torturados y asesinados 72 migrantes en San Fernando en agosto de 2010. Palomo Rincones, El Coyote, está detenido por ser considerado el principal responsable de la masacre de los 72 migrantes en San Fernando y de otros 190 asesinatos desde abril de 2011.

Durante sus búsquedas en estos días Carlota no ha encontrado nada sobre su hijo ni a su esposo, dice que la zona es extensa y la geografía ha cambiado mucho en estos 10 años. Recibió nuevos mensajes, pero esta vez para amenazarla de muerte.

Lo que más teme ahora Carlota es que los detenidos por la desaparición de su hijo y su esposo, los mismos detenidos por la masacre de San Fernando, sean liberados pronto por “un pleito entre juzgados”, según le han dicho en la SEIDO.

El ministerio público que lleva su caso le dijo que no se han girado órdenes de aprehensión, sólo están consignados, le comentó que entre el Juzgado Segundo de Distrito en Materia Penal en Jalisco y el juez primero de Distrito en el estado de Oaxaca se están declarando incompetentes para dictarles sentencias.

¿Qué es lo que está esperando el Poder Judicial?

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