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Mascarillas ya no son obligatorias en Portugal

(Foto: Agencia EFE)

Tras vacunar a casi 85 por ciento de su población y estabilizarse lo indicadores sanitarios, el uso de cubrebocas en la calle ya no es obligatorio desde este lunes, informó el gobierno de Portugal.

La imagen en las calles de Lisboa este lunes era similar a la de las últimas semanas, con gente con mascarilla y otros con la cara descubierta, aunque muchos la siguen llevando al menos encima, en la muñeca o el codo.  Pero, legalmente, ya no es obligatorio usarla.

"Era el momento ideal", asegura a Mario Félix, un portugués que, andando solo por las calles de la capital lusa, va sin mascarilla, pero se la coloca cuando se para a hablar con alguien. "En este momento tenemos 75-85 por ciento de la población vacunada, en términos de cifras la pandemia está básicamente controlada", cree.

El avance de la vacunación fue el principal argumento utilizado por los partidos del hemiciclo portugués para no prorrogar la medida, que obligaba a usar mascarilla siempre que no fuese posible asegurar la distancia social recomendada de dos metros desde octubre de 2020.

Casi un año después el uso obligatorio ha caído, cuando en el país cerca de 80 por ciento de la población ya tiene la pauta completa y más del 85 por ciento ha recibido al menos una dosis.

"Creo que está justificado", considera Helena, justo antes de entrar en el metro, que aun así aboga por "llevar y usar mascarilla siempre en sitios con personas a menos de dos metros".

La vacunación también es el motivo por el que Sophie, una joven suiza que vive y trabaja en Portugal, cree que ha sido buena idea dejar de obligar a la gente a usar la mascarilla. "Cuando estamos al aire libre no hay tanto riesgo de extender el virus, así que no me sorprende esta decisión", señaló.

Aun así, quedan personas que consideran que ha sido precoz.

"Es malo, porque todavía no está todo definido, todavía hay muchas cosas, muchas aglomeraciones en la calle, y creo que la gente debería usar mascarilla en todas partes", defiende Mario, mientras espera a que llegue algún cliente a su taxi.

EH