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La percepción de la democracia

Hace pocas semanas se generaron los resultados de indicadores generales en política, economía y salud del Organismo de Opinión Pública, Latinobarómetro que, anualmente, va siguiendo los índices de tendencias de interés de las sociedades latinoamericanas que permiten tener una ventana importante respecto del clima de atención y preocupaciones de las sociedades en nuestro continente. 

Sin duda, los resultados de este año, en los que se evaluaron líneas estratégicas importantes que tuvieron lugar en 2020, año de surgimiento y desarrollo de la pandemia, ofrecen aspectos significativos. 

Un efecto paralelo a los fenómenos de índole sanitario, político y económico que resalta el estudio lo constituye el hecho de que por primera vez y por razones de la emergencia amplios sectores poblacionales, ya con el uso intensivo de las plataformas tecnológicas, tuvieron acceso a muchas fuentes informativas en las que, sin que ese fuera el propósito, lograron observar de manera comparada las estrategias, ciertamente inéditas planetariamente, para la confrontación de la pandemia. 

Así pues, cuatro elementos se destacan, entre muchos otros, respecto de la racionalidad o su ausencia en las políticas públicas diseñadas para la contención de la emergencia. De esta forma, se enfatizó el papel de las tecnologías de la comunicación como acceso para observar con mayor nitidez las políticas de cada país, las estrategias sanitarias de contención y las políticas de economía públicas para el equilibrio de los ciclos de crecimiento que, por cierto, ya estaban afectados regionalmente. 

En relación con estos asuntos, la evaluación del desempeño de las políticas públicas y de la gestión de administración pública, se nota la impaciencia de las sociedades respecto al hecho de que en la oferta política, que se traduce inexorablemente en administradores públicos, no ha habido un aterrizaje claro frente a la ciudadanía de una fórmula que satisfaga los intereses de los votantes. En ese sentido, el informe señala que 49 por ciento de los latinoamericanos apoya la democracia, 13 el autoritarismo y se mantiene alta la población al que el régimen de gobierno le es indiferente con 27. En México, de acuerdo con este organismo en 2005 hubo 59 por ciento de aprobación por la democracia, pero hemos pasado en 2020 a 43 por ciento. 

La oferta política se ha desgastado considerablemente. Se trata de una evaluación que la ciudadanía hace y que no se restringe al seguimiento de campañas políticas en las que se ha concentrado de manera exhaustiva la atención. Es decir, captar la atención de los votantes. Sin embargo, esos mismos votantes evalúan el paso siguiente, es decir, la transformación de esa estridente oferta en su metamorfosis de políticas públicas y gestión administrativa. Esa es la evaluación que muestra una impaciencia y desencanto respecto de las fórmulas políticas que dan por resultado una disminución de interés por la oferta política y un incremento preocupante de apoyo a los autoritarismos. 

La segmentación de ciudadanía por franjas de edad, de igual forma, constituye un indicador interesante, en el que los mayores de 50 años profundizan en el apoyo a la democracia, en tanto que desinterés por el tema lo tienen los segmentos de menor edad. 

El trabajo serio de revalorización de la política es un tema importante que involucra a muchos actores, en el que se debe desarrollar un análisis profundo para generar información y resultados de calidad, porque la evaluación ciudadana está perfectamente armonizada con la necesidad de una rendición de cuentas efectiva y eficiente. 

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