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A mi Atlas

En memoria de las y los que se fueron sin la alegría de ver campeón a los rojinegros 

 

Si alguna vez existió una maldición, ésta cayó por el peso de 70 años cuesta arriba. 70 años de una espera que por momentos se hizo eterna. 

Hace un mes, intubado por Covid-19 y sintiendo el ahogo, pensó que sería uno más de los rojinegros que partieron sin ver campeón a su equipo. 

“Me voy a morir sin ver campeón al Atlas”, dice y se quiebra su voz, en su disimulo, bebe un trago de una cerveza que trae. Él es uno de los cientos de aficionados que fuimos a la Glorieta de los Niños Héroes a festejar que el equipo de nuestros amores rompió la maldición y se coronó campeón al vencer en penales al León. 

Esta historia me hizo pensar en mi cuñado, quien falleció el 27 de enero de este año a causa de Covid, atlista también, tenía 41 años y se perdió el campeonato. La pandemia lo privó de esta felicidad. 

Una amiga en Facebook fue al Estadio Jalisco este domingo a ver la final y festejó con un sabor agridulce; su papá atlista, como ella, falleció hace dos años y publicó “se logró papá, besos hasta el cielo”.  

En esta ciudad hay cientos de historias de rojinegros que murieron durante la espera y es triste. 

Sobre el amor al equipo, que por convicción se elige o que por herencia nos fue dado, ya lo dijo todo Eduardo Galeano. 

Pero esta tristeza que mencioné, para que se entienda, es la parecida a la que como mexicanos vivimos: jamás hemos visto a nuestra selección coronarse en un mundial, qué digo el campeonato, ¡soñamos con jugar el quinto partido! Ahí está la derrota, la maldición, la mediocridad, la falta de hambre de gloria, la política dentro de la Federación Mexicana de Futbol, la corrupción, los acuerdos, los jugadores adormilados, todo está ahí, detenido. 

Muchos han muerto, morirán o moriremos quizá, porque en este viaje no hay certezas, antes de ver al Tri coronarse. Tal vez, la Selección debería hablar con el alcalde tapatío, Pablo Lemus, quien nos recordó este domingo que durante mayo pasado, en un evento de campaña, prometió que “haría del Atlas campeón” y bueno, ya a nivel nacional en los medios de comunicación el emecista ha dado tema de que hablar por su osadía y por su supuesta buena fortuna de “cumplir su promesa”, aunque poco o nada tenga que ver Lemus con esta victoria. 

Regresando al tema del Atlas, ¡qué alegría el campeonato! 

Claro, ahora habrá nuevos rojinegros, seguidores del futbol que vean en el Atlas una opción, a ellos les digo que piensen bien. La frase “a lo Atlas” podría ser un eufemismo para “angustia”, es sufrir como se sufrió el triunfo del domingo, pero qué sería la vida sin el drama, esa pimienta que nos da emoción. 

Así será los próximos días, la alegría en los rojinegros todavía se nota en las calles de la ciudad y a todos los que partieron en la espera, aquí muchos los recordamos con este triunfo de los Zorros. 

Felices fiestas a todos los lectores, lo mejor para el próximo año y deseo que todas las maldiciones caigan por su propio peso, ojalá el Covid-19, la inflación, la violencia, la pobreza, la corrupción, la impunidad, el machismo y el abuso de poder pudieran resolverse en una cardiaca tanda de penales. 

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jl/I