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Retos contra reloj

Uno no quiere ser pesimista, pero las buenas voluntades de otras legislaturas han mermado la credibilidad en que lograrán acuerdos políticos cuando se trata de tener menos personal en nómina o de reducir salarios; siempre han evadido estos temas y nadie ha querido dar la cara.

La Sexagésima Tercera Legislatura quiere hacer historia y lograr reconocimiento de que logró consensos para contar con un diagnóstico externo en que fundamentar lo que ya todos conocíamos sin necesidad de gastar 800 mil pesos en el mismo, pero que insisten era necesario para poder tomar acciones sin que hubiera señalamientos de que lo hacían por motivaciones políticas en vez de imponer el orden.

Lo primero que saltó a la vista es la propuesta del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) de recortar 61 por ciento de la nómina que consideran que fue excesivo, es decir, 649 de mil 69 empleados, que es imposible de lograr, sobre todo porque implicaría que los diputados locales actuales renunciaran a la contratación de personal externo y pues eso nunca será viable.

Otro problema no es sólo eliminar el personal que está de más, sino todas aquellas que simulan que trabajan, que tienen padrinos políticos para hacerlo porque les comparten parte de su salario o de quitar los altos salarios por puestos que no merecen esa cantidad.

Nadie puede decirse sorprendido de los hallazgos, ninguno de los temas expuestos por el Imco son nuevos, todos esos señalamientos de nómina obesa, de aviadores, aunque no los nombran así, de gente que no tiene los estudios ni la preparación para el cargo o los que ganan poco, pero trabajan más se han denunciado a lo largo de los años y nada hicieron.

Al parecer es momento de poner un alto y reestructurar, de hacer la cirugía administrativa para corregir lo que está mal, pero dudamos que puedan hacerlo.

Y aquí es donde surge ese pesimismo porque no se trata de buenas voluntades, de querencias, sino de dejar la política de lado y ver la estructura del Congreso del Estado como una máquina que debe funcionar a la perfección para dar resultados, en vez del botín político en que lo han convertido al paso de las legislaturas.

Aquí lo que se trata es de dar pasos firmes en la búsqueda de la operatividad, de la profesionalización y el servicio civil de carrera para evitar que la política siga interfiriendo en otorgar plazas a los amigos, a los militantes o los conocidos porque en el pasado cada diputado quería dejar instalada a su gente para darle trabajo de manera permanente, y más cuando se trataba de familiares o de amigos.

Ya comenzaron las primeras jubilaciones precisamente de esta práctica de dejar personal recomendado para el cargo sin importar la preparación académica, y quizás eso ayude a que pueden ofrecer incentivos atractivos para jubilaciones anticipadas, que impliquen invertir muchos millones de pesos en adelgazar la nómina, pero lograrían una de las encomiendas.

Si el Imco señaló un excedente de 649 personas, cuando menos esperamos que los diputados locales vayan por la mitad porque si no, para qué pagaron tantos recursos si al final no harían un cambio económico que sea visible y atractivo.

Y seguimos dudando, porque actualmente hay personal que ya cumplió la antigüedad necesaria para demandar la base y seguramente muchos lo harán, y en los tribunales la obtendrán, dejándolos en ridículo porque no lograrán evitar que defiendan su derecho al trabajo que ellos propiciaron.

El reloj comienza a marchar de manera regresiva porque deben hacer estos cambios antes de llegar al periodo vacacional. Ellos mismos saben que si no aprovechan este momento después sería imposible.

Los dados están lanzados en esta ruleta de encontrar la cuadratura al círculo.

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jl/I