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Santa Ana Tepetitlán, ejido en venta y liquidación

EX VILLA MAICERA. La suerte de la zona de Santa Ana Tepetitlán pasa por dos bandos. (Foto: Jorge Alberto Mendoza)

El de Santa Ana Tepetitlán, en Zapopan, es un caso emblemático por las luchas territoriales que se dieron desde antes de los años 80 en el contexto de la expansión territorial de la ciudad. Quedan ganadores y derrotados y, a la postre, los ejidos desaparecen, devorados por decenas de miles de viviendas medias y pobres, y por los beneficiarios de esa transformación: desde políticos locales y trabajadores de instancias agrarias hasta los ejidatarios más astutos, quienes se ponen a la cabeza de la transformación “inevitable”.

Pero también se crean disidencias. El grupo que lidera Tranquilino Flores Aguilar ha sobrevivido a todos los embates oficiales. Lo hace desde 1976, cuando la Comisión para la Regularización de la Tenencia de la Tierra (Corett) expropió alrededor de 276 hectáreas en lo que hoy es el fraccionamiento Paseos del Sol.

El pretexto fue un asentamiento irregular de 50 hectáreas. A los campesinos expropiados les llamaron “estropeados” y la mayoría ha muerto, pero el caso se recuerda porque establece con precisión el papel de la corrupción en todo el proceso.

A raíz de esa acción administrativa se establecieron los dos bandos que se han enfrentado por la suerte de Santa Ana. Los “ganadores” cambian de nombre y de padrinos políticos. Los perdedores, reducidos a un puñado de campesinos y herederos, siguen viendo en el liderazgo del hoy ochentón Tranquilino una legitimidad moral, aunque el patrimonio del núcleo agrario ya viva sus últimos días, advirtió Benjamín Rivera Rodríguez.

“Es fundamental sostener la lucha para que el bosque no sea urbanizado; lo hemos sostenido desde que comenzó esta invasión solapada por las autoridades”, añadió el hijo de campesinos, la generación más joven que se mantiene en los litigios por rescatar el comisariado y la asamblea ejidal.

Ellos han solicitado a la Procuraduría Agraria (PA) que se intervenga en el ejido, pues consideran que el padrón está manipulado y se ha dado de alta a avecindados cuyo interés fundamental es comerciar con la tierra.

“Si no logramos que se investigue y depure el padrón, la lucha por las tierras y por el bosque está perdida, todo pasa por el control del ejido y la asamblea”, añadió.

OFERTAS POR EL SILENCIO

Por su parte, el representante legal del grupo disidente por 35 años, Juan José Martínez López, aseguró que han ofrecido a Tranquilino Flores, su asesorado, 200 mil pesos para que deje en paz sus litigios.

“Hace unos escasos días lo visitaron para ofrecerle apoyo para fraccionar su parcela que forma parte de Las Lomas y no aceptó (…) Hace 20 años, (cuando) no nos dieron la razón en un juicio, les comenté a los compañeros si querían continuar y dijeron que al mil y que estaban conscientes del riesgo de perder el asunto y la vida; dice Tranquilino que ya le habían quitado la posibilidad de disfrutar una vida normal y que a sus hijos también, y entonces (dijo): ‘a darle, no me anervio, lic’”.

Martínez López subraya que la venta y liquidación de Santa Ana Tepetitlán ocurrió por asesores ejidales inescrupulosos. “Resulta lógico que quien contrata a los asesores no los contrata para hacerlos millonarios o para quitarles sus bienes o derechos; lo que creo es que las personas o instituciones gubernamentales que se beneficiaban, buscaban infiltrar la asesoría y la representación social y legal del ejido para seducirlos u obligarlos a torcer la vida del ejido”.

jl/I