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La muerte de Tenamaztle

Gracias al acucioso trabajo de Carlos Gómez Mata, probo historiador laguense, conocimos hace no mucho tiempo la fecha de la muerte en España del ahora ya famoso Tenamaztle, uno de los personajes más destacados de aquella célebre Revuelta del Mixtón o Rebelión Cazcana, que le dio muy severos dolores de cabeza a los españoles en el sur de Zacatecas y el noreste de Jalisco en los alrededores del año de 1540.

Lo cierto es que el recuerdo de esta figura estuvo cerca de esfumarse como otras coetáneas de las que ahora apenas conocemos el nombre, pero un personaje de la calidad de Manuel J. Aguirre y algunos de sus compañeros, al mediar el siglo 20, procedieron a su rescate.

Otro paso importante lo dio el ayuntamiento tapatío de 1970 cuando le encargó a Luis Larios, uno de nuestros pocos escultores en verdad buenos, una estatua espléndida que se erigió durante mucho tiempo en un rinconcito inaccesible del Parque Alcalde.

Luego, al comenzar los años noventa, pasó al barrio de Analco, en compañía de una estatua bastante fea de Cuauhtémoc y, en el 2021, gracias a las gestiones del presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos y la atingencia del entonces presidente municipal Ismael del Toro, quedó enclavada en el sitio quizá más importante de la ciudad: en el mero centro de la Plaza de los Fundadores, a espaldas del Teatro Degollado.

Aquí se ha procedido ya a rendirle homenaje a la resistencia indígena ante la conquista, de la que él es un digno representante, pero además se lo ha reconocido, como lo señaló Miguel León-Portilla en 1995, en su libro La flecha en el blanco, como un verdadero precursor de la defensa de los derechos humanos.

Tenamaztle aceptó a fin de cuentas la protección que le ofreció cínicamente el obispo Gómez de Maraver quien, haciendo gala de su calidad, lo traicionó y puso a disposición del virrey Luis de Velasco. Éste lo encarceló y lo mandó encadenado a España con el encargo de que allá lo retuvieran.

Allá lo buscó Bartolomé de las Casas y, de lo que Tenamaztle le dijo, sacamos en claro su visión de los derechos humanos.

En Valladolid, “valle de los dolores”, murió Tenamaztle, prácticamente de frío, el 5 de octubre de 1556, es decir que hace casi un mes cumplió 467 años. Conviene recordarlo anualmente para reforzar el empeño de conseguir una situación más equitativa para los pueblos originales mexicanos y de todo el continente, dado que, a tanta distancia es de lamentar que su situación resulte en términos generales patética.

Al parecer, la reanimación de la figura de Tenamaztle viene apareada con una revaloración de lo que pervive del ser y hacer del mundo indígena originario de estas tierras.

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GR