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¿Pornografía es solo una forma de entretener?

Hablar de la pornografía y su cambio evolutivo también es hablar de cómo es que cada vez es más fácil acceder a ella, tanto que se le puede considerar como un estímulo supernatural. Sólo basta con hacer un par de clics, como si se tratara de algo del día a día, tema que anteaños podía considerarse algo de mucha morbosidad.

Cuando nos ponemos a pensar en la comida chatarra, podemos llegar a la conclusión de que ésta fue diseñada para ser “híper-sabrosa”, logrando así que se quiera consumir constantemente. Lo mismo sucede con la pornografía de la actualidad: está diseñada para ser “hiper-estimulante”, desatando consigo una cadena de “codificaciones” en nuestro sistema que no preciosamente son beneficiosas.

Por lo tanto, ¿es un entretenimiento inocuo o un "malware" silencioso que corre en segundo plano en nuestra mente?

Cooper (1998) identifica un “motor” fundamental en el impacto explosivo que generó la introducción del Internet en la vida sexual: lo denominó “Triple-A Engine” (Motor de la Triple-A) y propuso tres factores únicos que juntos se potencializan, los cuales son: access (Accesibilidad), affordability (Asequibilidad) y anonymity (Anonimato).

No es necesario ser un experto para saber la infinidad de páginas y sitios web en las que se puede acceder las 24 horas del día con el mínimo requisito de verificación de edad. Aunado a ello, se estima que aproximadamente el 80 por ciento (alrededor de 35 millones) de los sitios web para adultos opera bajo modelos de suscripciones premium o pago por ver (ZipDo, 2025), mientras que el 20 por ciento (9 millones) de los sitios web es de acceso totalmente gratuito, sin contar los canales por redes sociales. Y el factor de anonimato permite explorar las fantasías, deseos y conductas sexuales sin miedo de sentirse juzgado o exhibido ante la sociedad.

La creación del contenido se ha diversificado a lo largo de los años y el hecho de cómo llegar a ella, lo que lo ha convertido en cada vez más fantasioso y sobreestimulante, creando una sensación de querer obtener más y más estímulos que lo anterior, y ese el caso de la hípersexualización en las redes sociales. Todo esto lleva a una normalización de contactos sexistas o exhibicionistas que pueden resultar desfavorables en la vida sexual e íntima de las personas, el aumento de estereotipos sexistas y afectando también el sistema de recompensas.

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