Ginés rescata oreja

La tradicional Corrida de la Beneficencia no fue una tarde de triunfo como se esperaba. Tres coletas en el cartel con disposición, la presencia de Rey y un fin altruista, fueron la profecía de una tarde de orejas, pero el encierro de Alcurrucén acabó por deslucir la tarde, y fue Ginés Marín el único en salvar la corrida con el corte de solitaria oreja.

Ginés logró tocar pelo en su última comparecencia en Las Ventas durante la Feria de San Isidro, y lo consiguió tras lidiar con el mejor toro de la tarde marcado con el número 157, astado que tras morir, mereció las palmas del público, esto por su buen fondo de bravura y las condiciones que ofreció a la muleta de su matador.

Marín por su parte supo aprovechar las cualidades para pintar una emotiva faena con muleta que mantuvo ritmo y transmisión en los tendidos. Tandas por ambas manos con temple y verdad, fueron las que este joven coleta y triunfador de Madrid regaló a la afición, quienes corearon cada muletazo con largueza que dibujó.

Se fue tras la espada y acertó, para ganarse así la única oreja de la tarde en esta corrida benéfica, la cual se destacó sólo por este apéndice.

En lo que respecta a los dos alternantes de Ginés, Miguel Ángel Perera y Antonio Ferrera, dieron poco de que hablar. Lidiaron con toros de malas condiciones, poco propicios para el toreo de ambos y se fueron entre silencios, mientras que los de su lote fueron llevados por la mulillas entre pitos, silencios y división de opiniones.

JJ/I