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La otra elección

No hay plazo que no se cumpla ni fecha que no se llegue. El próximo domingo acudiremos los ciudadanos a cumplir nuestro derecho a votar por el candidato a presidente de la República que nos ha de gobernar los próximos seis años. Los indecisos tendrán estos días de veda electoral para decidir por quién lo harán; mientras que tanto ellos como el resto de los mexicanos disfrutaremos descansando de tantos spots, comerciales y vorágine propia de las campañas comiciales.

En las últimas semanas los reflectores han estado dirigidos principalmente a los cuatros candidatos presidenciales, quienes han acaparado opiniones, encuestas y atención de los medios. Sin embargo, habrá también otras elecciones tan importantes como las primeras sobre todo porque con ellas se conformará el nuevo caleidoscopio político del próximo sexenio. Y no me refiero a los no menos importantes comicios para elegir el Senado y la Cámara de Diputados, dignos de un análisis posterior.

Me refiero a la disputa por la gubernatura en nueve entidades de la República: Chiapas, Ciudad de México (jefe de Gobierno), Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán. ¿Cómo votarán los electores en esos estados? Lo primero que vemos es que no hay similitud con las preferencias electorales federales; los estados votan diferente y muchas veces las distancias entre el primero y el segundo lugar no son tan amplias como en la presidencial.

En Chiapas, el candidato de Morena, Rutilio Escandón Cadenas, lleva una ventaja de unos 25 puntos sobre su más cercano opositor, Roberto Albores Gleason (PRI); en la Ciudad de México, Claudia Sheinbaun lleva una clara ventaja con más de 40 por ciento de las preferencias; en Guanajuato, el PAN marca una clara ventaja; en Jalisco, el candidato de Movimiento Ciudadano, Enrique Alfaro, lleva la delantera; en Morelos, Cuauhtémoc Blanco, contendiente por Morena, encabeza las preferencias; en Puebla, las cosas no están definidas y la contienda entre Miguel Barbosa y Martha Érika se definirá hasta el domingo (o después, dependiendo del resultado, por aquello de los conflictos poselectorales).

En Tabasco el puntero es Augusto López, de Morena, seguro ganador; en Veracruz, con Cuitláhuac García Jiménez, de Juntos Haremos Historia, y Miguel Ángel Yunes Márquez, de Por Veracruz al Frente, no hay seguro ganador por el estrecho margen en las preferencias de los veracruzanos. Por último, igual sucede en Yucatán, donde el candidato del PAN, Mauricio Vila Dosal, y el del PRI, Mauricio Sahuí Rivero, definirán al ganador hasta el próximo domingo.

Vistas así las cosas, la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) verá su configuración modificada. En la actualidad, el PAN tiene 11 gobernadores; el PRI, 15; el PRD, cuatro; uno el PVEM, y uno independiente. Por primera vez, habrá al menos cuatro de Morena. Dadas las malas experiencias con ex gobernadores de diferentes extracciones partidistas por el pésimo manejo de las arcas estatales, la nueva configuración de esta conferencia deberá tener un papel más protagónico en la política nacional con el nuevo gobierno en la Presidencia.

En días pasados, los miembros de la Conago firmaron un decálogo denominado 10 compromisos por el desarrollo social, a partir del cual se pretende fortalezca la política social y se combata la pobreza en nuestro país, con acciones para favorecer el desarrollo regional y social, la inclusión urbana y la seguridad humana, con énfasis especial en los pueblos indígenas.

Firmar los compromisos es fácil; lo difícil es cumplirlos. Mientras tanto, tendremos que esperar que, después del domingo, los conflictos poselectorales se reduzcan al mínimo, que se aclaren los 133 asesinatos de candidatos ocurridos durante la actual campaña electoral, que los gobernadores acusados de malversar el erario sean procesados debidamente. Con esto en mente, los mexicanos iremos a votar el próximo domingo.

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JJ/I