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Tareas futuras

La historia del arte es una secuencia de sucesos que nos relatan hacia dónde ha sido importante dirigir la mirada. Qué temas, qué cuerpos, qué relatos, qué contradicciones, quiénes los financian y cómo. Las historias oficiales han mudado sólo de formatos: de la cueva al museo, del escenario al espacio público, de lo privado a lo público.

Esta misma historia muestra que su devenir está ligado a los intereses políticos o de mercado, al poder. Este debate, que por mucho ha sido motivo de discusiones más complejas de las que aquí podría esbozar, me llevan a reflexionar sobre la pertinencia y los modos en los que pensamos, producimos, circulamos y consumimos en nuestro contexto.

A propósito del próximo cambio de gobierno federal: en días recientes tuve la oportunidad de escuchar a Alejandra Frausto, la ahora futura Secretaria de Cultura, en dos distintos contextos el mismo día. Con lo acotado que permiten estos formatos y contrario a mis expectativas, en la primera convocatoria donde tuvo oportunidad de hablar libremente sobre sus propuestas, escuché a una persona familiarizada de las distintas problemáticas por las que atraviesa este país en materia cultural. Me sorprendió. Bueno, ya que viniera a Guadalajara a intercambiar ideas sobre el proyecto cultural que proponen en un espacio no convencional como era el Pare de Sufrir, invitando a agentes reales, diversos y activos del ámbito cultural me pareció de entrada, un hecho insólito. He de destacar que esta convocatoria fue nutrida, crítica y receptiva al escuchar un discurso que planteaba un cambio en el paradigma de la función de las instituciones culturales de este país. Lo que se vivió en esa reunión fue un aire de esperanza, un diálogo más horizontal de aquello tan complejo y diverso que en este país puede agrupar lo cultural.

Uno de los aciertos del gobierno de Enrique Peña fue la transformación del Conaculta en Secretaría de Estado. Un proyecto que tuvo en mente Rafael Tovar y de Teresa quizá desde que fue el segundo presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y luego, años después, como el primer Secretario de Cultura de México. Su fallecimiento en medio de esta transición retrasó la implementación de cambios importantes que le otorgaran el carácter de cambio claro de Consejo a Secretaría. El verdadero reto viene ahora y le tocará implementarlo a una de las mujeres del gabinete principal de AMLO. Apoyo, diálogo y crítica serán nuestra tarea.

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JJ/I