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“La cristalina superficie del silencio”

Con este verso de Juan José Arreola, perteneciente a la Oda a Zapotlán con canto a Clemente Orozco, poema ganador en 1951, quisimos nombrar el volumen que lleva como subtítulo Muestra de los Juegos Florales de Zapotlán el Grande, compilación, estudio y notas de Ricardo Sigala, que presentaremos mañana 18 de septiembre a las 18 horas en la Casa de la Cultura de Ciudad Guzmán.

Los antecedentes de esta celebración nos remiten a los romanos y su diosa Flora, aunque los juegos como los conocemos deben más a su auge en Toulouse en el siglo 14 y su propagación por Cataluña y Valencia: desde entonces los poetas compiten y reciben como premio una flor natural. Esta tradición cayó en el olvido, se retomó en Europa a mediados del 19 y así llegó a México. En Ciudad Guzmán fueron convocaron por primera vez en 1942.

La primera parte de este libro reúne a los ganadores en el presente siglo, en orden inverso. Por esta razón, el poema que abre es Un estornino azul entra en las aguas del Mar del Plata de Balam Rodrigo, ganador excepcional en 2018, pues es uno de los poetas mexicanos con mayor reconocimiento. Luego siguen las obras de Alan Arenas, Emmanuel Rocha, Julio C. Espíritu, Alejandro von Düben, Édgar Omar Chávez Gutiérrez, Ricardo Sigala, Lizeth Sevilla, Damián Covarrubias, Alfredo Cortés, Manuel Benítez, Leonarda Rivera, Hiram Ruvalcaba, Sarait Salcedo, la mayoría de ellos jóvenes de la región, estudiantes de Letras del CUSur (UdeG) y activos promotores culturales en diversos ámbitos.

La segunda parte incluye a los ganadores desde 1942, el más notable: Arreola, en 1951. En la tercera se reconoce de las personalidades del Zapotlán que han conseguido menciones honoríficas, segundos o terceros lugares. La cuarta está conformada por los poemas que han obtenido más de una mención honorífica. Y la quinta corresponde a una sección con tres anexos, entre ellos el prólogo de Arreola a Primeros Juegos Florales de Zapotlán el Grande, publicado en 1943.

Esta obra no concluye: es una investigación en proceso, así lo reconoce Sigala. Por citar dos ejemplos, no se incluyó el poema de Luis Armenta Malpica, ganador en 1994, porque está perdido; y falta valorar la importancia de Pablo Neruda en la primera convocatoria del certamen, efectuada semanas después de su visita a Ciudad Guzmán en 1942.

Opinión de: @LibracoFP

JJ/I