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Lerma Santiago Pacífico, la cuenca que mata

Aguascalientes, Colima, Guanajuato, Jalisco, Estado de México, Michoacán, Nayarit, Querétaro y Zacatecas son los estados que forman parte de una de las regiones hidrológicas más importantes del país, la cuenca Lerma Santiago Pacífico. Un par de datos para dimensionarla: abastece las necesidades de 23.2 millones de habitantes y de sectores industriales diversos a través de 82 mil 298 concesiones, según un estudio de la doctora Raquel Gutiérrez Nájera, de 2015.

Sí, un sistema hidrológico puede dar todo ese soporte si se ordenan los volúmenes y se distribuye el recurso de manera jerarquizada, pero el problema inicia cuando las industrias devuelven el agua al mismo cauce, pero cargado de contaminantes que ni siquiera se han estudiado en este país.

Los usos que se le da al agua en los 191 mil 500 kilómetros cuadrados de la cuenca no se pueden desligar de las enfermedades que padecen comunidades ribereñas en el lago de Chapala, que es directamente alimentado por el río Lerma cuando ya recorrió el Estado de México, Querétaro, Guanajuato y Michoacán.

Es decir, después de arrastrar lo que desecharon fábricas, armadoras, peleteras, tequileras, siderúrgicas, 35 minas, una refinería y cientos de giros más, el agua en movimiento del río Lerma consigue una pausa al llegar a Chapala, ahí descansa de su acelerado viaje en el que recibió de todo. La factura del descontrol de descargas la pagan comunidades ribereñas.

Lo que pasa en poblaciones de Poncitlán merece toda la atención porque es de dimensiones de escándalo: tungsteno y mercurio en leche materna de mujeres de Agua Caliente. Sí, sus hijos en desarrollo se están alimentando de un producto contaminado por metales pesados que, en el caso del primero, se usa para construir balas y equipo de blindaje en las guerras, según explicó el investigador Felipe Lozano al reportero José Toral, de Líder Informativo.

Según el mismo especialista, los efectos del tungsteno en el organismo ni siquiera se conocen a ciencia cierta porque hay poquísimos estudios en el mundo sobre eso, pero lo que sí se sabe es que nada tendría que estar haciendo en el organismo de mujeres que termina en la leche.

En eso mismo coincidió el Tribunal Latinoamericano del Agua que esta semana tuvo audiencias públicas en el ITESO sobre diferentes casos, entre ellos Chapala; ahí deliberó que el Estado ha violado los derechos humanos de los habitantes de la ribera al permitir, en los tres niveles de gobierno, que se envenene la cuenca desde su nacimiento en el centro del país hasta su desembocadura en el océano, en Nayarit.

Resultado de estas omisiones, la contaminación del agua que se asienta temporalmente en Chapala ha contribuido a que la comunidad de San Pedro Itzicán sea la población con la mayor tasa de enfermos renales del mundo, del orbe. Y ¿se les atiende? No, deben venir a Guadalajara a hacerse sus diálisis o a esperar un trasplante de riñón; muchos mueren antes, incluso niños.

La audiencia del Tribunal Latinoamericano del Agua cerró con un veredicto claro: los tres niveles de gobierno han privilegiado el desarrollo económico a pesar de la catástrofe ambiental y de salud que están ocasionando aguas abajo; mientras los gobernadores presumen que empresas vienen a generar empleos, los afectados por su funcionamiento mueren de a poco en el silencio.

A las audiencias se presentó Jorge Malagón Díaz, director general del Organismo de Cuenca Lerma Santiago Pacífico, a quien se le preguntó por las descargas irregulares de la refinería de Salamanca y cientos de industrias que manejan materiales peligrosos, su respuesta al tribunal fue que es difícil controlarlas por la extensión del sistema hidrológico pero, eso sí, cuando las descubren con prácticas irregulares les aplican multas. Y ya, pueden seguir trabajando.

La visita del tribunal cerró con ocho recomendaciones que, si no son apropiadas por la gente, va a pasar lo mismo que con la macrorrecomendación: se dejará en el olvido mientras cientos de personas siguen muriendo por una cuenca envenenada, consentida por la autoridad y financiada por las industrias.

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da/i