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Deporte, política y ¿traiciones?

Hay un momento en la vida deportiva de algunos atletas que se cuestionan si seguir en el mismo equipo o cambiar de camiseta; claro, esto no sucede en los llamados deportes de paga, porque ahí eres más una mercancía, un producto, y la moneda de cambio obviamente es el dinero. En los deportes donde no hay paga (pueden tener beca, pero ésa es otra historia), entonces entran al dilema ¿cambio de equipo o traición? Es la incógnita.

Era 1995, ya se había aprobado el debut del triatlón en los Juegos Olímpicos Sídney 2000 y teníamos un puñado de triatletas hombres y mujeres que aspiraban a dicho ciclo olímpico, que por cierto muy largo en tiempo. Entonces uno de nuestros deportistas estrella habla con el que escribe estas letras y decide abandonar el equipo en buenos términos, buscando la calificación para dicho evento magno con otro equipo que lo operaba un entrenador extranjero.

Ni modo, así es la vida del equipo y los entrenadores, entonces reflexionamos: a desarrollar a los que tenemos y formar muchos más.

Ésta es una práctica común en todos los ámbitos del ser humano, desde los grandes amores que vemos hasta el extremo diariamente y más ahora con esto de las redes sociales, y que ahora es de lo más cotidiano en la vida de los partidos políticos. Obviamente lo que sucede en el deporte es peccata minuta a comparación de los otros escenarios en relación a cambios de camiseta.

En estos momentos políticos, interesantes e históricos que vivimos en nuestro país, los militantes de los partidos del tricolor se están pasando con las morenas, los azules con los naranjas y los del sol, pues no sabemos adónde se van, pero por ahí andan; dicen que no, pero sí. Total, cada uno está viendo por su propio juego, como en el deporte, cada uno busca su propio desarrollo, pero lo más importante, lograr sus resultados individual o grupal en un futuro cercano y que, debemos precisar, no todos, pero sí una gran mayoría.

Y a propósito de nuestro deportista que decidió emigrar del equipo hace dos décadas, tres años después aproximadamente claudicó de la lucha por el Olimpo, se venció ante los contrincantes, algo sucedió que se quedó en el camino y se autoborró; tristemente así son la vida y los juegos del deporte y la política.

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da/i