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Cien días y algunas líneas en el proyecto de gobierno

Andrés Manuel López Obrador hoy está concentrado en los problemas de corrupción e impunidad. Entre los aciertos que además han mejorado la percepción sobre su desempeño está el combate al robo de combustible, en 87.4 por ciento, que tiene como base la corrupción de funcionarios de gobierno y de Pemex, así como de empresarios que comerciaban impunemente con gasolina robada. Otro problema importante del país es la inseguridad, en la que el presidente reconoce no haber hecho más que sus antecesores, hasta ahora. Sin embargo, ha logrado el consenso en torno a la guardia nacional, institución que tendría a su cargo la estrategia de seguridad.

La desigualdad en la distribución del ingreso y en el desarrollo regional requiere que las políticas económicas, sociales y de desarrollo estén alineadas y apunten en una dirección convergente. Los gobiernos de la primera alternancia, del PAN y del retorno del PRI, no lograron enfrentar el agudo y creciente problema de la desigualdad entre los trabajadores y entre las diversas regiones del país. Hoy el desafío sigue vigente para un gobierno que se reconoce de izquierda, en que los empobrecidos deberían ser un sector prioritario de las políticas públicas.

El incremento del salario mínimo de 88.36 a 102.68 pesos es una mejora tangible para los trabajadores. Los programas sociales son considerados entre los principales aciertos del gobierno de AMLO (16.5 por ciento). Aunque las transferencias directas de dinero son una ventaja inmediata para las personas y familias que las reciben, son un ingreso directo sobre el que los beneficiarios deciden; también cierto que, si no se orientan bajo una política coherente y con apoyo institucional, de poco servirán para cambiar la efectividad de lo que pretenden: mejorar la vida de las personas a quienes procuran beneficiar. Una estancia infantil puede contar con personal capacitado para ofrecer mejor desarrollo psicomotriz y cuidados a los niños beneficiarios, permitir que las madres dejen a los pequeños en lugares adecuados para la atención y el cuidado que requieren mientras ellas trabajan. Dejar a un pequeño a cargo de los abuelos resulta benéfico para el ingreso familiar, pero implica que una persona que requiere cuidados esté a cargo de otra persona que también los reclama. Antes de cancelar ciertos programas o instituciones es imprescindible evaluar si son adecuados para los objetivos que se pretenden lograr.

Rendir cuentas y lograr presencia cotidiana abordando algunos temas bien preparados es positivo para quien gobierna, pero empieza a cansar la improvisación con la que el presidente trata de responder a todos los asuntos que se le plantean. Él se sobreexpone y necesita evaluar si convendría dar más juego a su equipo, para que cada quien se haga cargo de comunicar lo que mejor conoce y dé cuenta de cómo afronta los problemas de su competencia y da respuesta a las emergencias o lo inesperado, como fue el caso de Tlahuelilpan.

Si las expectativas han sido tan altas con este nuevo cambio de régimen y no sólo de gobierno, la estrategia de gobierno y el desempeño cotidiano deberán responder a los problemas fundamentales, luego a los problemas menos importantes y, por último, desarrollar una capacidad de respuesta rápida ante los efectos no esperados de la gestión. En la medida en que se vaya mostrando que hay un buen equipo, capacidad para coordinarse y responder los problemas fundamentales del país, también se irán ajustando las expectativas de manera satisfactoria, si se afrontan con equilibrio y buen criterio, los problemas más gruesos y las urgencias.

Es preciso que Andrés Manuel López Obrador vaya perfilando los ejes de su proyecto de gobierno, para que en el Plan Nacional de Desarrollo se logre una formulación suficientemente clara, coherente y viable, que convenza de que el gobierno pretende hacer algo diferente y pueda constituirse realmente en una alternancia con alternativa.

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JJ/I