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Guerra sin cuartel

El conflicto entre el gobierno estatal y los Hospitales Civiles de Guadalajara ha escalado de una forma tal que ha puesto en riesgo la salud –y en algunos casos, la vida– de las personas más necesitadas. Las diferencias entre ambas instancias no son nuevas, pero nunca habían llegado al extremo en que se encuentran ahora, poniendo al descubierto no sólo la incapacidad de las partes para encontrar una solución razonable, sino la irresponsabilidad y falta de sensibilidad de algunos de sus protagonistas principales.

Aunque no aparecen en escena, detrás de este auténtico choque de trenes se encuentran el gobernador del estado, Aristóteles Sandoval, y el jefe del poderoso Grupo Universidad, Raúl Padilla, a quienes no se les ve, pero cuya fuerza se percibe en las acciones y omisiones de sus subalternos.

El asunto quedaría como un episodio más de la lucha entre los principales grupos de poder de Jalisco, de no ser porque lo que está en juego es la atención médica de la población de menores recursos económicos, lo cual pone en entredicho la obligación del estado de garantizar el servicio a la salud, que es un derecho fundamental previsto por la Constitución mexicana y otros ordenamientos legales, entre ellos, la Ley General de Salud.

Inicio de hostilidades

El primer round de este desagradable pleito entre el igualmente desagradable Antonio Cruces Mada y la dirección de los Hospitales Civiles se dio cuando el actual gobernador decidió favorecer con la titularidad de la Secretaría de Salud a Jaime Agustín González, integrante del grupo UdeG.

Cruces Mada, quien suponía que su amistad con Aristóteles Sandoval sería suficiente para obtener la cartera de Salud, fue castigado con la dirección del Seguro Popular Jalisco, donde a lo largo de tres años pudo mostrar su dudosa capacidad administrativa al recibir observaciones de la Auditoría Superior de la Federación por presuntas irregularidades que rondan los 5 mil millones de pesos.

Primer revés

Su gestión estuvo dedicada a descalificar el trabajo del secretario de Salud y a minar la relación con los Hospitales Civiles reteniendo recursos millonarios que debía pagar por la prestación de servicios de salud a beneficiarios del Seguro Popular y propiciando un ambiente de hostilidad con su director general, Héctor Raúl Pérez Gómez.

La posición contradictoria de Jaime Agustín González respecto a la legalización de la marihuana –empezó estando totalmente en contra diciendo que se trataba de una propuesta retrógrada y dos años después ya era entusiasta partidario de la despenalización– propició que sus adversarios en el círculo cercano del gobernador le dieran el último empujoncito para echarlo del gabinete, lo que le abrió definitivamente la puerta a Cruces Mada para hacerse de la Secretaría de Salud.

Frente abierto

Y a partir de ese momento los enfrentamientos, lejos de atemperarse, se intensificaron hasta llegar al punto en que se encuentran en el momento actual. En el más reciente capítulo de esta guerra que se ha vuelto personal entre Antonio Cruces Mada y Héctor Raúl Pérez, el secretario de Salud acusó que las carencias en los Hospitales Civiles se deben a una mala administración (el burro hablando de orejas).

No debemos olvidar lo que los Hospitales Civiles representan para la población de Guadalajara y de otras ciudades de la región. Esta crispación, que podría derivar en un paro de labores de los trabajadores hospitalarios, no le sirve a nadie y perjudica a muchos. En medio de esta crisis, cabría preguntarse ¿dónde está el piloto?

Verba volant, scripta manent

[email protected] |  @GOrtegaRuiz

 

DN/I