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Cambio de camiseta

Hablar de traición, deshonestidad, infidelidad y aspectos indecentes de la confianza que deposita el entrenador en un deportista y éste le falla es el pan nuestro de cada día en la misma práctica deportiva dentro del deporte mexicano.

Es común escuchar en gente que no entiende del entrenamiento y mucho menos de la competencia las expresiones: “¡Ah qué caray! ¡Se fue del deporte!”, o “¿qué pasó que se cambió de equipo?”, o “estaba en x deporte y se fue a otro deporte”, expresiones por demás comunes en el medio deportivo y sobre todo por los que están alrededor de éste.

En estos momentos del deporte mexicano, donde parecería ser que lo único que existe es la Olimpiada Juvenil, todos los valores y principios del deporte se subordinan única y exclusivamente al rendimiento deportivo: ganas, vales; pierdes, “ni en tu casa te pelan”. Se ha creado una falsa promoción de la ideas en el campo deportivo.

En el caso de los niños es diferente el abandono de un equipo deportivo; ahí definitivamente la causa primordial es debida a diferencias entre padres y entrenadores, o en otro de los casos con funcionarios de la misma institución.

Casi todos los cambios de equipo o entrenador son por dinero o una camiseta... la más burda de las acciones y tipificada como traición, conocida trivialmente como piratería; ya en un planteamiento racional, cuando sucede esto, se le matiza al “quiero mejorar mi rendimiento deportivo, ahí ya estaba estancado”.

Otros aspectos interesantes de estas actitudes de falsedad son que por lo general un deportista (hombre o mujer) que se va del equipo deportivo nunca se quiere ir solo; siempre intentan convencer a uno más para que los acompañe en su traición al grupo deportivo. Parecería ser que les minimiza un poco el sentimiento de culpa y deslealtad, y aquí entra lo que denominamos piratería institucionalizada.

No hay secreto ni fórmula para combatir esto, y la fórmula es simple y sencillamente muy compleja, que es replantear el modelo del deporte mexicano y eso nos llevará un par de quinquenios más; y lo subrayo y repito: un par de quinquenios más. El futbol, ese deporte se cuece aparte, allá el tema es sólo económico.

Pero la traición no sólo existe en el deporte; también está en la política y cualquier quehacer del ser humano. Veremos cuántos se van con Trump.

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DN/I