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El show de Trump

(Fotos: AP/Especial)

Llegó el gran día para el magnate Donald Trump que hoy asume la presidencia de Estados Unidos.

Un “gran show” considera él mismo a su toma de posesión a la que llamaron Make America Great Again! Welcome Celebration.

Su equipo buscó en redes sociales público para la ceremonia en el Lincoln Memorial. Habrá qué ver el resultado, comparado con la masa que reunió Obama en 2013.

 

Lo que no pudo captar fueron artistas de primera línea como lo hizo Obama. Ayer Lee Greenwood ensayó su participación.

Nadie sabe el costo exacto del evento. El Comité de Investidura Presidencial recaudó alrededor de 90 millones de dólares.

 

Una cantidad limitada de invitaciones para la toma de protesta de Donald Trump fue enviada por el Comité para la Inauguración Presidencial de los Estados Unidos de América (The Committee for The Presidential Inaugural).

 

Según los planificadores, Trump no quiere una atmósfera circense. La Guardia Vieja será uno de los elementos serios que se verán.

 

Lo cierto es que la venta de souvenirs está al por mayor afuera de la Casa Blanca.

 

El Museo Madame Tussauds, de Florida, ya tiene bien puesta su figura de cera.

 

El artista estadounidense Casey Latiolais realizó una escultura que remite a la imagen de Trump. En China, esa pieza la adaptaron a inflables que se venden como pan caliente.

 

Las producción de máscaras de látex del presidente electo salvó a una empresa en Hong Kong que la envía a EU.

 

Sin duda, un gran show. Por lo pronto anoche las protestas comenzaron a calentar el ambiente.

 

Mientras tanto, en la Casa Blanca aguarda un frenético ritual que comienza a las 8:30 horas, con una reunión en el Comedor de Estado para decir adiós a la familia presidencial saliente. Una hora después se dará el último acto oficial de Barack Obama en el Salón Azul, para que más tarde, a las 10:30, abandone la residencia.

 

A las 10:31 se da paso al caos organizado, que es como se le conoce al elaborado plan que consta de cinco horas de presión en las que el personal de la Casa Blanca debe desaparecer todas las pertenencias de los anteriores inquilinos.

Son 93 personas las que se encargan no sólo de la mudanza, sino de limpiar, pintar, decorar y montar el nuevo mobiliario, libros, cuadros, ropa y toda clase de accesorios de la familia entrante. También se abastece el resto de la residencia, como las cocinas y alacenas.

Concluida la transformación, la Casa Blanca está lista para servir de hogar y recibir a la nueva familia presidencial.

 

En el escritorio del despacho oval es muy probable que el presidente Donald Trump encuentre una carta firmada por su predecesor Barack Obama, para continuar con la tradición que habría iniciado Ronald Reagan y de la que poco se conoce.  

                    


DN/I