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La intensa vida de Hammett

Dashiell Hammett, quien comenzó su carrera literaria –pertenece a la llamada Generación Perdida– con su Cosecha roja (1929) y La maldición de los Dain (1929), mantuvo una larga y mítica relación sentimental (que duró 30 años) con la dramaturga Lillian Hellmann; él se dio a conocer a escala mundial a partir de 1930, con El halcón maltés, que fue llevada al cine por John Huston, en 1941. De ese tiempo a la fecha los críticos han declarado al narrador norteamericano como el creador de la novela negra y a Huston el primero en llevar a las salas de cine ese género; desde entonces ambos han sido imitados hasta el cansancio. Quienes leímos a Hammett a destiempo (por haber nacido en otra época), pudimos reconocer para siempre el rostro del personaje Sam Spade, en Humphrey Bogart.

Dashiell Hammett, en todo caso, fue quien en sus relatos se propuso llevar la realidad inmediata de Estados Unidos a sus obras. Logró con ello un doble fin: hacer literatura de enorme calidad y, a su vez, una crítica de los convulsos años 30. Década signada por las consecuencias de la Gran Depresión de 1929, que se extendía hacia Europa, donde ya Hitler se disponía a convertirse en el asesino que fue; se descubrió en el firmamento el (ahora negado) planeta Plutón; Rusia e Italia se convirtieron en Estados totalitarios; y en Uruguay se desarrolló la Primera Copa Mundial de Futbol; Mao encabezó la Gran Marcha; estalla la Guerra Civil española y Picasso pinta su Guernica; Oparin desarrolla su teoría de El origen de la vida; se realizan grandes descubrimientos científicos; en Argentina hubo un golpe de Estado; Aldous Huxley publicó Un mundo feliz; se conformó el Eje Roma-Berlín-Tokio; fue descubierto el nylon y por consecuencia la fabricación de medias; inauguran el Empire State, en Nueva York; comenzó la era del presidente Roosevelt, que deroga la Ley Seca en Estados Unidos…

La prohibición de la venta de alcohol –lo dicen los libros de historia de Estados Unidos–, desató el auge del crimen organizado, donde Al Capone en Chicago, sobre todo, tuvo una participación fundamental y el mundo Hammett se nutrió para convertirlo en un testigo de su tiempo y sus trabajos, en un esencial testimonio de un periodo al parecer no muy lejano ni distinto al nuestro...

Dashiell Hammett, el muerto –Maryland 1894-Nueva York 1961–, tuvo una intensa vida.

JJ/I