INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

Crecen los enanos y se echa a perder el circo

La alianza entre PAN-PRD y Movimiento Ciudadano es simplemente una alianza temporal y conveniente para hacer frente a la mera posibilidad de que el PRI vuelva a ganar la Presidencia de la República. En esta alianza no visualizamos el esfuerzo por delinear un proyecto de país y seguramente más vale que no esperemos demasiado, sino sólo que los partidos que la integran puedan hacer contrapeso –juntos- a un PRI que hará todo lo posible por fragmentar el voto para repetir en la Presidencia de la República, y frenar las posibilidades que Andrés Manuel López Obrador tendría para convertir las preferencias en voto efectivo a su favor. Pero sin proyecto y sin un candidato o candidata fuerte, parece poco viable que el frente logre atraer votos.

En diversas regiones o estados los partidos políticos más fuertes y competitivos tienen presencia y posibilidades reales de ganar el gobierno estatal, presidencias municipales o constituirse en factores reales de equilibrio. Sin duda la desconfianza de los ciudadanos hacia la poca representatividad que ven en los partidos ha crecido la posibilidad de postular a candidatos independientes. Pero esta opción no siempre es mejor que votar por un buen candidato o candidata que en determinado lugar tenga presencia y su trayectoria le avale, sin importar el partido que lo proponga o si compite como independiente.

Para la Presidencia de la República ha comenzado la fiebre de los autopropuestos para independientes. Comenzando por la más reciente: Margarita Zavala, ante las pocas posibilidades que tiene de ser la candidata del PAN o peor, del frente, optó por salirse del partido que la ha cubierto políticamente y se lanza como independiente; Pedro Ferriz, servil al poder en turno y periodista lamebotas, ahora se declara independiente, ¿pero de quién?; María de Jesús Patricio se ha postulado sabedora de que cuenta con el apoyo de diversos grupos indígenas y del mismísimo EZLN, pero es claro que no pretende realmente ser presidente, sino llamar la atención sobre las demandas que el propio EZLN lanzó desde 94 a toda la nación, que exige la inclusión de los indígenas en un proyecto de país.

De pronto los enanos se reivindican, se crecen; algunos más conocidos y atrevidos, creen ser los auténticos merecedores de la preferencia ciudadana y abrirán el espectro de un voto atomizado, que peligrosamente le daría una ventaja al PRI, así logre un mínimo porcentaje.

Sin lugar a duda es muy conveniente que se diversifique la representación, más allá de la pluralidad de partidos, tanto como que desaparecieran los partiditos comparsa. Pero de nueva cuenta la consideración de que un independiente merece nuestro voto como diputado local, como presidente municipal, diputado federal o senador, debe basarse en su trayectoria y capacidades para representar la voluntad popular, más que a sus intereses, pues de eso ya tenemos mucho en los partidos políticos.

El más serio de los independientes resultó ser Emilio Álvarez Icaza, quien pronto retiró su postulación y nos regaló un excelente análisis de las consecuencias que podría tener que haya tantos postulantes, y la perversión tan rápida de la figura de los candidatos independientes: entre otras cosas, que le harán el favor al PRI de dispersar el voto.

Cierto es que para ganar hace falta la figura de un líder fuerte, con agallas sí, pero más idea de cómo gobernar; menos bronco y más capaz de armar un buen equipo de gobierno, con capacidad para hacer política más que sus caprichos. El frente aún no lo tiene, AMLO ha construido ya un proyecto alternativo de nación, pero en su contra tiene variados desplantes autoritarios.

Más que un ejército de independientes, necesitamos que quienes compitan tengan muy claro a qué país y ciudadanos pretenderían gobernar. Y con qué rumbo.

[email protected]

JJ/I