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¿Sobredosis de independientes?

El pasado sábado concluyó el periodo de registro de aspirantes independientes a la presidencia de México. La cifra final, según diversas fuentes, oscila entre 74 y 86 registros que necesitarán reunir por lo menos 900 mil firmas si quieren aparecer como candidatos o candidatas. Delirante.

Ante la más que evidente crisis de credibilidad que rodea a todos los partidos, parece que ahora se detonan brotes en todo el país de  individuales con ocurrencias de proporciones desmedidas. El maestro más popular de la universidad, el líder de colonia, la autoexiliada de un partido, por mencionar algunos casos, son casi inverosímiles. Salvo algunos como el de Marichuy, vocera del Concejo Indígena de Gobierno (CIG) que realmente plantea una candidatura independiente, más no individual, teniendo una representatividad real de comunidades que a gritos han pedido ser escuchadas y tomadas en cuenta en las principales tomas de decisión de este país.

Estamos por primera vez en nuestra historia ante la posibilidad de que alguna de estas candidaturas independientes contiendan para la presidencia de la República. Pero como hemos visto las candidaturas independientes no necesariamente arrojan buenos resultados. El caso de El Bronco, por ejemplo, cuyo gobierno ha demostrado que no todo independiente tiene las capacidades necesarias para enfrentar su tarea, pareciéndose más a cualquier gobernante del partido que les guste.

Por otro lado tenemos el caso de Pedro Kumamoto y Wikipolítica, cuyo proyecto lejos de ser un planteamiento individual ha dado cuenta no sólo de otra manera de hacer política, sino que ha conseguido que distintos sectores de la población, entre ellos los jóvenes, comiencen a abrirse espacios colocando temas en la agenda pública. La manera en que se toman las decisiones va más allá de lo que sus detractores quieren hacer ver. Porque el proyecto de Wikipolítica al salirse de los marcos habituales de las lógicas e intereses partidistas provoca temor en aquellos que siguen viendo la política con un enfoque que caducó el siglo pasado. La recuperación de la política para la ciudadanía no puede ser sólo un discurso unilateral y vertical, sino un proyecto pensante, reflexivo y consciente, por tanto, colectivo.

Nos toca como ciudadanos informarnos considerando más allá de las etiquetas o partidos a quién le damos nuestra firma o voto. Sin duda las elecciones del próximo año serán las más complejas en la historia de México.

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JJ/I