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El rostro de Alfaro

En una entrevista con una serie de respuestas contradictorias, Enrique Alfaro Ramírez confesó que es soberbio sólo “lo necesario”, pero presumió que es el mejor presidente municipal que ha tenido Guadalajara… ¡en los últimos 30 años! –“estoy seguro que sí”, subrayó–, por encima de seis priístas y ocho panistas –incluidos los interinos– que han despachado en palacio municipal a partir de 1988.

En su peculiar manera de preguntar, el periodista Fernando del Collado entrevistó para su espacio Tragaluz, en el Grupo Milenio, al munícipe de Guadalajara, quien aseguró que no tiene ningún acuerdo con el líder moral del Grupo Universidad, Raúl Padilla López, sino únicamente “una relación de respeto”.

Alfaro duda que sea el mejor alcalde de todos los tiempos “pero de las últimas tres décadas estoy seguro que sí”, contestó sin ningún reparo.

O sea que según su propia valoración, en dos años que lleva en el cargo ha sido mejor alcalde que los priístas Gabriel Covarrubias Ibarra, Enrique Dau, Alberto Mora López, Aristóteles Sandoval, Francisco Ayón y Ramiro Hernández, y que los panistas César Coll Carabias, Francisco Ramírez Acuña, Héctor Pérez Plazola, Fernando Garza, Emilio González Márquez, Ernesto Espinosa Guarro, Alfonso Petersen Farah y Juan Pablo de la Torre.

El mejor de todos ellos juntos.

Otra contradicción. Presume que hoy Guadalajara es “muy segura”, pero cuando le preguntaron si ha salido a ver cómo ha crecido la delincuencia, no dudó en responder: “Sí, salgo a la calle todos los días. Estoy al pendiente”. Así, sin rubor alguno confesó ser testigo del crecimiento de la inseguridad en la ciudad que gobierna porque todos los días sale a la calle.

Una contradicción más. Cuando le preguntaron si ha ofendido a sus ciudadanos, seguro de sí mismo y sin un dejo de arrepentimiento respondió: “No, nunca”, olvidando que en los dos años que lleva gobernando Guadalajara se ha peleado con comerciantes ambulantes, empresarios, periodistas y medios de comunicación, algunos a los cuales ha llamado “basura”, y con vecinos de barrios y colonias a los que les arrebata el micrófono cuando le reclaman obras mal hechas o como el más reciente caso en donde a uno lo increpó y retó a golpearlo y luego lo corrió diciéndole “¡lárgate de aquí, cabrón…!”.

Quizás por eso reconoció que era “muy” enojón.

Otra contradicción. El periodista le preguntó “qué falta para amarrar la candidatura” y respondió: “Primero, decidir que quiero ser gobernador”, y aseguró que en un mes, a más tardar, lo decidirá. Pero no dudó en decir: “No sólo quiero gobernar, quiero impulsar una transformación de fondo de Jalisco”; prometió que la de gobernador “va a ser la campaña más austera de la historia de Jalisco”; y aseguró que gobernará el estado “mejor” que Guadalajara, pues “he aprendido mucho y espero ponerlo en práctica”, aunque luego aclaró que lo único que no lo haría candidato a la gubernatura sería “una decisión personal para poder buscar otros propósitos”, cosa que veo muy lejana, porque si no es ahora, nunca más tendrá una oportunidad como la que tiene actualmente.

Por supuesto le preguntaron sobre López Obrador, quien lo llamó “demagogo” y acusó de no cumplirle a los tapatíos. Alfaro dijo no tener idea qué le enojó de él a AMLO y reiteró que lo único que ha hecho en los últimos años “ha sido ayudar a Andrés Manuel”, quien “me pidió irme a Morena”.

Luego le envió a López Obrador una velada advertencia o amenaza cuando le preguntó qué sabía el tabasqueño de Alfaro y sus acuerdos con Aristóteles. El alcalde deslizó: “Sé más de la gente que rodea a Andrés Manuel López Obrador que lo que él pueda saber algo malo mío”. Y cuando le pidió un ejemplo advirtió: “Muchos personajes de por aquí que son la nueva clase política de Morena. Al tiempo”.

ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.

JJ/I