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La generación del 93

Mucho se habla de la actual generación dorada de la Selección Mexicana de Futbol. El calificativo radica en que la mayoría de sus integrantes militan en el futbol europeo.

El sólo hecho de que la base del Tricolor que dirige el colombiano Juan Carlos Osorio se componga de elementos con roce internacional y por lo tanto mayor competencia que en la Liga MX, en teoría apunta para mejores resultados.

En teoría tendría que ser así. El contar con un portero como Guillermo Ochoa, quien juega en Bélgica, Héctor Moreno en Italia, Carlos Salcedo y Marco Fabián en Alemania, Diego Reyes en España, Miguel Layún, Jesús Corona, Héctor Herrera y Raúl Jiménez en Portugal, además de Javier Hernández en Inglaterra, es para pensar en que este conjunto está convocado a cambiar el rumbo.

Sin embargo, en dos compromisos importantes dicho grupo quedó en deuda, y entiéndase que hablamos de los fracasos en la Copa América 2016 y la Copa Confederaciones 2017.

Apenas el martes, previo a la ceremonia de entrega de reconocimientos de los nuevos integrantes del Salón de la Fama en Pachuca, escuchaba a Ramón Ramírez, quien formó parte del Tricolor que participó en la Copa América de Ecuador 1993, y recordó un punto importante que también deben saber los nuevos aficionados al futbol: “Me siento parte de la generación que cambió la mentalidad del futbol mexicano, esa Copa América (1993) donde se quitaron muchos complejos, donde se empezaron a quitar esos límites en la cuestión del miedo, a conseguir resultados, y muchos jugadores comenzaron a emigrar a Europa”.

Si revisamos el contexto de dicha selección, sus posibilidades eran escasas para destacar en dicho certamen. Era 1993, y el único jugador que en ese entonces estaba en Europa era Luis García en el Atlético de Madrid, mientras que Hugo Sánchez ya había regresado de su aventura con el Real Madrid; el resto eran jugadores jóvenes de la liga mexicana.

El trabajo realizado por César Luis Menotti de 1991 a 1992 sirvió para que su sucesor Miguel Mejía Barón recibiera a una generación que creía en sus capacidades para competir a la altura de los grandes, y pese a que perdieron la Final con Argentina, ninguna selección sudamericana le pasó por encima al Tricolor, que de invitado pasó a protagonista.

Fue aquel grupo el que puso el ejemplo, el cual debería retomar la llamada generación dorada.

@ofares72

JJ/I