INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

Castro llegó a la meta

Mientras propios y extraños mantenían la mirada puesta en el dirigente nacional de la CNOP, Arturo Zamora Jiménez, Miguel Castro Reynoso seguía el camino, sin desviarse ni distraerse, que se le marcó desde 2012 para llegar a la meta: ser el candidato del PRI a la gubernatura, no sin antes enfrentar ciertos momentos de incertidumbre ante la posibilidad de una imposición desde el centro.

Pero estoy cierto de que ese camino se le comenzó a pavimentar a Castro Reynoso desde Casa Jalisco desde el momento mismo en que se le designó coordinador de la fracción parlamentaria priísta en la 60ª Legislatura –tras ganar la diputación local–, luego dirigente municipal del PRI en Guadalajara y finalmente titular de la Secretaría de Desarrollo e Integración Social.

Un solo camino con tres estaciones a saber, mismas que debería de sortear –y lo hizo– contra viento y marea, contra los adversarios de dentro y de fuera. Y lo logró. Hoy es el abanderado del Revolucionario Institucional al gobierno del estado.

Luego de que el dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, escribiera en su cuenta de Twitter: “En unidad se resuelve la precandidatura al gobierno de #Jalisco en torno a Miguel Castro Reynoso @micasrey”, las reacciones en las redes sociales fueron fulminantes y los pronósticos abrumadoramente negativos. Desde el resignado: “El PRI ya perdió las elecciones” hasta al furibundo: “Con esto se demuestra que la derrota del PRI y el triunfo de Alfaro están pactadas”.

Pero quienes afirmaron y afirman lo anterior, nunca se imaginaron que aquel joven que en 2004 asumía la presidencia municipal de Tlaquepaque –impulsado por la fuerza de la CROC, comandada por Alfredo Barba Hernández– sería hoy –13 años después– candidato a la gubernatura, luego de ser el primer priísta que gana dos veces una alcaldía de la zona metropolitana, pues repitió como alcalde de 2010 a 2012; y que ganó una diputación en un distrito –el 14–, en el que no tenía ascendencia ni dependía ya de la fuerza del croquismo o del impulso del grupo barbaísta.

No fueron pocos los que pronosticaron al estancamiento o declive de Castro Reynoso cuando decidió buscar su propio camino y separarse del grupo político al que perteneció y por el que fue en dos ocasiones presidente municipal, pero hoy los hechos dicen lo contrario.

En 2012, cuando se hablaba de que él era un serio contendiente para la gubernatura junto con el hoy mandatario Jorge Aristóteles Sandoval, Miguel Castro declaró en una entrevista:

“En política, tres meses es visión a largo plazo, así que la fotografía de ayer hoy no sirve; y el que yo prepare un escenario para la fotografía de pasado mañana puede ser diametralmente opuesto a lo que yo, en este momento, con mis condiciones, pueda estar construyendo. Está muy lejos eso”.

Y atajó las especulaciones de aquellos años: “Yo no le disputo espacios de poder a nadie. Yo no estoy obsesionado con lo que puede pasar con la persona de Miguel Castro…”. Y así, sin disputarle espacio alguno a nadie, dejó en el camino a varios aspirantes al cargo que está a punto de ocupar: candidato del PRI a la gubernatura.

Si Miguel Castro de alguien tiene el apoyo es del gobernador Aristóteles Sandoval, de quien estoy seguro que siempre fue su candidato y trabajó para que lo fuera. Pero, a diferencia de otros, no podemos negar que Castro Reynoso hizo lo suyo para facilitar ese trabajo.

Sin duda, pues, el reto de Miguel Castro será, primero, lograr la unidad priísta en torno suyo –quizás lo más difícil– y, después –cosa nada fácil–, demostrar en los hechos de que contra lo que muchos creen, es el mejor candidato que el PRI pudo postular para hacer la chica y reducir primero y superar después, la amplia ventaja que hoy tiene en la imaginaria el aún alcalde de Guadalajara.

ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.

JJ/I