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Porfirio Cortés Silva

Lo conocí cuando fue legislador local por tercera ocasión (52ª Legislatura 1989-1992) y ya tenía en su haber cuatro diputaciones federales. La anécdota que se contaba entonces era que nunca cobraba sus dietas, sino hasta el final de su gestión; entonces recibía los ingresos que le generaron esos tres años en el Congreso o en San Lázaro y los destinaba íntegros a la construcción de escuelas.

Don Porfirio Cortés Silva es de esos líderes sindicales y políticos de quien se puede decir mucho, bueno y malo, pero de quien nadie podrá negar las grandes aportaciones que hizo en ambos terrenos: el sindical y el político.

Ayer, a la edad de 87 años, falleció este hombre fundador de una de las organizaciones sindicales que hicieron historia en Jalisco: PALMAC, a la que todos conocíamos así, pero pocos sabían que eran las siglas de la organización Presidente Adolfo López Mateos, AC), que se convirtió en toda una tradición en los mítines políticos priístas por las enormes pancartas que portaban sus agremiados y por el sonar del redoble de los tambores con los que anunciaban su presencia.

Hablar de don Porfirio Cortés Silva es hablar de toda una institución y de una labor de la que pueden dar testimonios infinidad de personajes de la vida política, económica y social de Jalisco. Es hablar de entrega, de solidaridad, de desprendimiento a favor de los demás. Sí, también habrá quien pueda dar opiniones contrarias, pero al fin y al cabo fue un ser humano.

El libro Porfirio Cortés Silva. Servir a México, del periodista Guillermo Gómez Sustaita, da cuenta de que en las nueve ocasiones que fue representante popular “jamás perdió una casilla”, ni siquiera cuando fue diputado de la 55ª Legislatura (1998-2001), cuando el PRI ya era oposición en Jalisco.

Mencionar aquella Legislatura del trienio 89-92 es hablar de figuras políticas de la talla de Cortés Silva, como Eduardo Aviña Bátiz, que fue su coordinador; de panistas como el finado Gabriel Jiménez Remus, Alberto Petersen Biester, Tarcisio Rodríguez Martínez o el combativo Manuel Verdín Díaz; de priístas como el fallecido J. Jesús González Gortázar, Jaime Alberto Ramírez Gil, Enrique Zambrano Villa, Antonio Lara Nuño, José Socorro Velázquez, Gustavo Martínez Güitrón, entre otros, así como los no menos combativos representantes de la izquierda José Santos Urbina y César Humberto González Magallón.

Cortés Silva también formó parte de la Legislatura en la segunda mitad del gobierno del panista Alberto Cárdenas Jiménez que fue conocida como la 20-20, por estar conformada por 20 diputados de Acción Nacional y 20 de la oposición.

Entre los panistas de aquella fracción destacaron los hoy finados Gildardo Gómez Verónica, Manuel Castelazo Mendoza, Silviano Urzúa Ochoa, así como el ex dirigente del partido Antonio Gloria Morales y el hoy presidente Miguel Ángel Martínez Espinoza; en tanto que por la oposición estuvieron, además de Cortés Silva, los priístas Ramiro Hernández García, José Manuel Correa Ceseña, Vicente Vargas López, Salvador Cosío Gaona, Samuel Romero Valle, Juan Carlos de la Torre y Francisco Ruiz Guerrero, así como los perredistas Raúl Padilla López y Miguel León Corrales, y la verdecologista Liliana Reguera.

La vida política y sindical de don Porfirio Cortés está llena de anécdotas, como la que alguna vez comentó el ex contralor estatal Juan José Bañuelos Guardado de cuando el primero era alcalde de Tlaquepaque y le dijo: “Tus eventos están muy bien, pero yo veo que intervienes en todo, y yo creo que debieras de delegar”. Cortés Silva, cuenta, no le dijo nada, pero cuando Bañuelos fue alcalde de Zapopan, llegó a la siguiente conclusión: “En política no se delega, se verifica y se está en todo. ¡Tenías razón, Porfirio!”.

Descanse en paz don Porfirio Cortés Silva.

ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.

JJ