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AMLO aventaja en Jalisco

Una doble sorpresa me causó la encuesta electoral que publicó el Semanario, órgano oficial de la Arquidiócesis de Guadalajara, el pasado domingo. La primera fue el hecho de que por vez primera sus páginas difundieron un estudio de esta naturaleza. El hecho es significativo porque se aprecia la intención de una mayor participación del órgano oficioso, cuyo tiraje fluctúa entre 20 mil y 25 mil ejemplares, en el proceso electoral, suministrando información emanada de instancias profesionales, como es la encuesta de opinión y no estrictamente confesionales.

La segunda fue que de acuerdo con el resultado del estudio elaborado por Polymetrix, Andrés Manuel López Obrador lleva la delantera de las preferencias electorales en Jalisco. Es un hecho absolutamente inédito. De acuerdo con la encuesta, AMLO, precandidato de Juntos Haremos Historia, cuenta con 27 por ciento de la intención de voto, superando por cuatro puntos a Ricardo Anaya, de Por México al Frente (23.1) y por más de 10 a José Antonio Meade, de Todos por México.

Vista desde una perspectiva diacrónica, la presencia electoral de López Obrador en Jalisco muestra rasgos ciertamente complejos. En las elecciones de 2006, el voto de los 559 mil 266 jaliscienses que se decantaron por él y que representaban 19.2 por ciento del total de sufragios lo ubicaron en un tercer lugar.

Hay consenso entre los analistas de que la votación en Jalisco resultó determinante en la exigua ventaja que los órganos electorales concedieron a Calderón. Seis años después, en la contienda presidencial de 2012, a la que concurrió en tándem con Enrique Alfaro, que se postuló para el gobierno del estado, aunque más de 775 mil jaliscienses le otorgaron su voto, volvió a repetir en el tercer sitio.

Incluso existe la creencia, ampliamente compartida en el círculo alfarista, de que la compañía de AMLO más que abonar a su campaña, la perjudicó. Por otra parte, en ninguna de las encuestas publicadas en el desarrollo de dichos procesos, el precandidato de Morena apareció entre los punteros. El tercer lugar era su espacio natural.

Por eso la conmoción que ha causado la publicación de la encuesta en el Semanario. Con la reserva que hay que observar los estudios demoscópicos, de tan triste memoria en las elecciones de 2015, y otorgando el beneficio de la duda a la probidad de la empresa encuestadora y la confianza a la metodología aplicada, los resultados hablan de una transformación drástica en la configuración de las preferencias electorales en Jalisco.

En este sentido, los resultados sólo vienen a confirmar que Jalisco no se encuentra exento de la movilización electoral que se aprecia en todo el país hacia la necesidad de un cambio gubernamental. El hartazgo de los ciudadanos ante los efectos de la desastrosa política del Ejecutivo federal, la escalada de la inseguridad, el fracaso de la reforma energética que impacta día a día en el bolsillo han propiciado un clima de opinión electoral que encuentra en la alternancia, la única salida posible. Para los jaliscienses, el que fuera “peligro para México” se ha convertido, si no en la alternativa deseable, en el “menos peor”. En la opción que ofrece, de alguna manera, dar una salida al descontento ciudadano y garantizar, por paradójico que parezca, la viabilidad de nuestro marco institucional.

Ciertamente que para su crecimiento electoral ha contribuido el desarrollo de una campaña en la que se ha privilegiado la inclusión y el ánimo de cohesionar al país. Hasta quienes fueron sus antípodas en 2006 –Gabriela Cuevas, Germán Martínez, Manuel Espino y Antonio Solá– o se han incorporado de lleno o le expresan simpatía.

Lo cierto es que Jalisco está en la mira de AMLO. No es casual que el tabasqueño cierre su precampaña el próximo domingo 11 a las cuatro de la tarde en el monumento a los Niños Héroes.

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JJ/I