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Más homicidios en el sur de la ciudad

(Foto: Jorge Alberto Mendoza)

Hasta noviembre, la disputa por el control del mercado droga se ocupaba los límites de Tlaquepaque y Guadalajara, y en la delimitación del municipio tapatío con Tonalá. Ahora, la disputa y los homicidios –65 en la primera quincena de febrero– se concentran hacia el sur de Guadalajara-Tlaquepaque, Tonalá y El Salto.

De éstos, 57 homicidios son atribuibles al crimen organizado por las ejecuciones con arma de fuego, huellas de tortura, mutilaciones o abandonados envueltos en cobijas o en bolsas.

Los demás homicidios, que representan 13 por ciento, ocurrieron en asaltos (cuatro), feminicidios (dos) y en disputas familiares (dos).

En los primeros cuatro días de febrero se registraron 17 homicidios distribuidos en Tonalá (ocho) y Tlaquepaque (seis), Guadalajara, Tlajomulco (dos) y El Salto (uno). El mismo fin de semana cuando ocurrieron los bloqueos en Ocotlán.

Sobre la ola de violencia, el fiscal general Raúl Sánchez Jiménez explicó que se debió a “un reacomodo” de las células delictivas derivado de la captura de dos de cabecillas, uno de San Martín de Las Flores y otro conocido como El Argentino, detenido el 31 de enero y que operaba la zona del cerro del Cuatro.

Así, el fiscal no pronosticó la continuación de las muertes por la disputa, pero tampoco su fin, pues los días que comprenden el periodo de 5 al 9 de febrero siguieron los homicidios.

Con los asesinatos de seis presuntos capos del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en la marisquería Don Cangrejo, se contabilizaron 11 ejecuciones durante esa semana en Tlaquepaque. Zapopan le siguió con cinco, tres de los cuales correspondieron a sujetos que fueron ejecutados y encontrados con 13 días de evolución cadavérica.

En ese periodo, Guadalajara reportó tres asesinatos, El Salto, dos, y Tonalá, uno. El pasado fin de semana se reportaron cuatro muertes violentas, de las cuales dos ocurrieron en Guadalajara y dos en Tlaquepaque y Tlajomulco.

Desde el lunes se han registrado 10 ejecuciones. Tres de los cadáveres fueron encontrados en Guadalajara: dos cuerpos abandonados y una cabeza dentro de una hielera. Todos con mensajes amenazantes.

El Salto y Tlajomulco acumularon dos homicidios respectivamente y Zapopan otro más, con la peculiaridad de que ayer fue abandonaron un cuerpo donde el 9 de febrero también dispusieron de otro cadáver en el cruce de Tomás Rubio y El Palomar. Los dos con cartulinas.

Al explorar la teoría de Sánchez Jiménez y su afirmación de que la ola de violencia del puente del 5 de Febrero no significaría el repunte de homicidios, el mapa sugiere una disputa activa en Tlaquepaque (vacante que dejó desierta El Argentino) que podría sugerir más ejecuciones por el control entre células del mismo cártel.

Otro foco de atención lo sugieren las muertes y los mensajes amenazantes en las colonias del sur de Guadalajara (5 de Mayo, Ferrocarril y Echeverría), San Juan de Dios, en el Centro y colonias del oriente como La Loma y Las Huertas.

NÚMEROS

65 homicidios en la primera quincena de febrero

57 asesinatos de éstos son atribuibles al crimen organizado

17 homicidios se dieron en los primeros cuatro días de febrero

Distingue crimen zonas para matar

La periferia es favorable para tirar cadáveres como basura y la ciudad es escenario para ostentar el poder armado y operativo de los grupos criminales al asesinar a algún objetivo.

Aun con el despliegue de Fuerzas Armadas y federales en Jalisco, pero quizá también debido a ello, los índices de criminalidad habituales se han disparado en homicidios dolosos, advirtió el investigador de la Universidad de Guadalajara, jefe del Departamento de Derecho Privado, Rogelio Barba Álvarez.

“Se distingue la criminalidad convencional, que es la criminalidad habitual, y la criminalidad no convencional, que es la delincuencia organizada. Los homicidios dolosos, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) tiene una tablita para establecer la tasa de homicidios por cada 100 mil; antes eran 10 y ahora ha rebasado 16 por cada 100 mil habitantes”.

La criminalidad convencional, que incluye homicidios no vinculados a la delincuencia organizada, ocurre en cualquier población de acuerdo con distintos factores como la densidad de población o los índices de marginación, aunque existe en todas las condiciones socioeconómicas.

Los cada vez más frecuentes hallazgos de cadáveres torturados, sobre todo en zonas periféricas de la ciudad de Guadalajara, evidencian bárbaros métodos de investigación de los grupos criminales, y las ejecuciones orquestadas por comandos armados en zonas urbanas muestran una capacidad de organización de la delincuencia, planteó Barba Álvarez.

La excusa de que las disputas internas de los grupos criminales incrementan la violencia no es del todo cierta para el especialista.

“Es una explicación recurrente cuando los sistemas de inteligencia no funcionan, la inteligencia de la procuración, porque la delincuencia organizada sí tiene mecanismos de investigación, claro, de manera atroz, de manera ilegal, al detener y desmembrar a las personas. Y luego les dejan avisos, les dejan cartulinas y esos son los mensajes.

“Los últimos que hemos visto, por ejemplo, de Tonalá, han sido ejecuciones directas hacia las personas, pero ya cuando detienen a una persona y la privan de su libertad y luego la muestran en caminos, eso tiene que ver con una investigación interna por parte de los cárteles de la droga. Les toman su declaración, por así decirlo, realizan esa investigación para dar con el paradero de otras personas y así ir desarticulando las organizaciones, los rivales”.

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“Intervienen de manera agresiva (…) pero no se ve reflejada verdaderamente una estrategia de inteligencia. ¿Por qué no recurrir a Estados Unidos? A la DEA, al FBI para que nos puedan ayudar con aparatos tecnológicos”
Rogelio Barba Álvarez, académico de la UdeG

 

JJ/I