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Oxígeño cibaeño

(Foto: Especial)

Para Chivas y Matías Almeyda no había mejor oportunidad para tomar un respiro. Luego de varias semanas de tensión se le presentaba un espacio para estar alejado del entorno de la Liga MX en donde su ubicación en la tabla general no es la ideal.

El Rebaño venció 2-0 al Cibao en el juego de Ida de Octavos de Final de la Liga de Campeones de Concacaf, un marcador corto para la infinidad de oportunidades elaboradas pero que refleja esa falta de eficiencia y también su ansiedad que liquida a atacantes como Alan Pulido, Rodolfo Pizarro. Tres puntos valiosos en el arranque del certamen, pero que dejan las dudas sobre los alcances que pueda tener ante rivales más fuertes.

De entrada el Rebaño se encontró con un rival voluntarioso, valiente, temerario, arriesgado y osado en la propuesta de su técnico Albert Benaiges, pero que paulatinamente fue cediendo ante su menor fondo físico y la superioridad del nivel futbolístico de los rojiblancos.

Independientemente que Chivas tenía enfrente a un adversario inferior, sus problemas seguían siendo los mismos que en la Liga: mucha posesión de balón y llegada pero sin definir. La más clara al minuto 10 se la perdió de manera increíble Jesús Godínez. Eduardo López cobró tiro de esquina y el delantero sin marca de por medio se levantó para conectar de cabeza pero el balón salió a un lado de la portería defendida por Domínguez.

Hasta el 25 el Rebaño volvió a tener otra aproximación, primero con un tiro de Hernández que rechazó el portero y contrarremató Pizarro con una chilena. Pero de nuevo el guardameta estaba atento para desviar.

Sin embargo, Chivas de pronto también exhibía sus debilidades atrás y la defensa integrada por Jair Pereira y Oswaldo Alanís mostraba inseguridad lo mismo que sus laterales por lo que Tahuil estuvo cerca de abrir el marcador.

Finalmente la resistencia de Cibao se derrumbó cuando Pineda filtró para Jesús Sánchez, quien disparó con fuerza y envió el balón por su lado izquierdo del portero que se olvidó de cubrir. Pasaron 38 minutos para que Almeyda y su grupo volvieran a respirar tranquilos y armar una mejor estrategia para la segunda parte.

Sin duda el resto de los 45 minutos complementarios se convirtieron para Chivas en una práctica de tiro al blanco en la que se dio gusto y el lujo de fallar, pero también de poner a prueba al portero Domínguez, quien fue factor para evitar una goleada.

Michael Pérez remató de cabeza en el área y el guardameta reaccionó para rechazar con el pie, después Pizarro estrellaría uno de sus tiros en el poste y en el contrarremate la mandó a la tribuna.

Cuando parecía que el marcador no se movería más, apareció Macías en tiempo de compensación para garantizar el debut triunfal.

FV/I