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Exploran la felicidad de una familia diferente

(Foto: Especial)

Para Gabriela, una joven española, era un sueño ser madre. Viajó a Rusia y adoptó primero a Alexey, quien le pidió un hermano con quien jugar y realizó el trámite para una segunda adopción e integró a su familia a Mateo. Pedro, hermano de Gabriela, funge como figura paterna. Juntos integran una familia feliz.

La directora Alana Simões conoció la historia y decidió contarla desde la llegada de Alexey a su casa, así nació el documental Mi hermano (México, España, 2018) que se estrenó en el Festival de Cine en Guadalajara (FICG) y compite por el Premio Mezcal.

Simões, quien vive en Madrid, España, pasó ocho años con la cámara en mano para registrar, no sólo cómo se conformaba la familia, sino la forma en que se construye una relación de amor entre hermanos, sin mediar lazos sanguíneos y cómo se crea una familia.

“Para mí era importante mostrar cómo se construyen los lazos y el amor, que pueden existir sin la cuestión biológica. Los niños no llegan a esa situación de forma fácil ni pacífica. Me parecía interesante ver cómo se iban desarrollando”, relató en rueda de prensa la directora, que comenzó a filmar de manera intuitiva y emocional, pero después encontró el punto neurálgico para contar.

“Es la historia de la construcción de la familia, donde no hay papá, sino está el hermano de la mamá que funge como papá. Los roles no importan, lo más importante es el amor”, subrayó.

En el documental, Alexey crece ante los ojos del espectador, juega, ayuda y se divierte con su hermano Mateo, ambos saben que son adoptados, hablan español, pero tienen la inquietud de aprender ruso y nada los detiene. Alexey encuentra en el ballet una forma de regresar a sus raíces. La cámara registra su compromiso y su entrega.

Alana Simões llegó a la historia por un productor de cine, familiar de Gabriela. Su primer acercamiento con la familia se dio cuando Alexey tenía 5 años y le llamó la atención su manera de ver el mundo.

“A esa edad ya traía la inquietud de bailar, sentía que él tenía un sentido de la vida muy importante pese a su edad y esa pasión por el baile me decía que era su contacto con un origen. El documental es un proceso inconsciente y consciente al mismo tiempo, lo que vi me pareció importante para filmar. No hubo un día que no los viera y me conectara con sensaciones importantes, fue eso lo que me hizo seguir”, recordó la cineasta.

Mi hermano, describe Alana Simões, se hizo con paciencia y sobre todo, con responsabilidad, debido a que se cuidó que todo lo filmado, y que se encuentra en la cinta, no afectara en un futuro a los protagonistas.

“Gabriela nos dio los derechos, pero pensamos en que pudimos poner materiales que quizá si los vieran al tener 18 años, no se iban a sentir cómodos”, explicó. Para conseguir el objetivo trabajó de la mano del editor Aldo Álvarez, quien terminó escribiendo el guion junto a la directora.

La cinta concluye con una foto familiar, fue la única idea que no fue de la directora, la pidió Alexey para mostrar que ninguna diferencia impide que su familia sea feliz.

FV/I

 

 

Colaboración especial

 

 

 

Pie

Documental. En la cinta, Alexey crece ante los ojos del espectador, juega, ayuda y se divierte con su hermano Mateo.