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La indefendible versión oficial

Después del pasmo social causado por la desaparición en Tonalá de los tres estudiantes de cine, supuesto asesinato y presunta desintegración de sus cuerpos, la segunda indignación más importante por el caso tiene que ver con la versión oficial ofrecida por la Fiscalía General del Estado que, si bien se dijo no es concluyente, aportó datos como si lo fuera.

Ha resultado increíble cómo medios de comunicación, personajes que se dicen voceros de las familias y funcionarios han tratado de apoyar la versión que la Fiscalía General hizo pública el lunes 23 de abril, en la que se asegura que a los estudiantes universitarios se les sustrajo, amagó, trasladó a diferentes casas, se les golpeó, asesinó e introdujo en tambos con ácido sulfúrico. Ésa fue la información que el fiscal general, Raúl Sánchez, acompañado de perfiles especializados, ofreció como versión definitiva, con gravísimas fallas.

El principal punto suelto que ya ni siquiera el gobernador Aristóteles Sandoval Díaz respalda, según dijo en una entrevista para Grupo Imagen nacional el jueves 26, es que no hay cuerpos de los jóvenes para certificar su deceso; esto es, no existe evidencia científica, muestras de ADN, que permitan concluir que se terminó con la vida de los estudiantes.

Sí encontraron sangre en piso y células cutáneas en unas esposas como para asumir que por lo menos dos estuvieron ahí, pero no que están muertos. El propio gobernador lo dijo en la entrevista radiofónica: fue una estupidez que la Fiscalía General saliera a dar esas posturas cuando no existe evidencia genética de que Marco, Salomón y Daniel fueron asesinados, sólo versiones habladas.

Sin embargo, el fiscal general se aventuró a concluir que ese fue el desenlace de los tres jóvenes y que les tocó por estar en el lugar equivocado y en el momento equivocado, frase evidentemente criticada que ni siquiera el gobernador pudo defender; al contrario, ofreció disculpas y se apuró a lavarse las manos sobre la versión.

“Yo di instrucciones a la fiscalía de que no diera ningún tipo de información hasta que no se tuvieran datos científicos, dictámenes de genética. Les pedí ‘solamente informen de la presunción de lo que existe ya en actas, en declaraciones, muestras de dictámenes periciales’ (…) por supuesto no dar ese tipo de declaraciones. No la comparto”, declaró Sandoval en señal nacional de Grupo Imagen.

Llama la atención que a pesar de que hasta el gobernador saca las manos de esta irresponsable información que se soltó al público de forma concluyente, sin estar confirmada científicamente, hayan surgido tantas personas interesadas en contrarrestar este error asegurando que se trata de una investigación impecable.

Mientras tanto, en la calle, en foros, en eventos públicos, el dolor y el pasmo social es incontenible. Justo el jueves, paralelamente a la marcha más grande por desaparecidos que ha habido en Guadalajara, en la presentación del libro Movimientos Sociales del México Contemporáneo en el Fondo de Cultura Económica (FCE), la conmoción por la violencia se hizo palpable.

Rocío Moreno, activista indígena y una de las autoras, al leer su discurso para presentar la obra no pudo contener las lágrimas al mencionar el caso de los tres estudiantes de cine. Se quebró frente al público que acababa de ver pasar un contingente de 12 mil personas exigiendo justicia por los desaparecidos, y tampoco se contuvo.

El dolor está presente y a flor de piel, pero acompañado de una exigencia de seriedad por parte de las autoridades.

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