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Hay 3 mil 593 cotos en área metropolitana

Desarrollo. La realidad muestra que la construcción de muros no es hacer ciudad, afirma Bernd Pfannenstein. (Foto: Grisel Pajarito)

Las taras de la metrópoli que se está construyendo se reflejan en la enorme superficie urbana que ha sido confinada en cotos: tan solo entre 2016 y 2018, los fraccionamientos confinados crecieron 21 por ciento al pasar de 2 mil 973 cotos a 3 mil 593, de acuerdo con datos del geógrafo especializado en temas urbanos, Bernd Pfannenstein.

El coto o fraccionamiento confinado es un desafío porque se trata de superficie no integrada a la ciudad, lo que implica la privatización del espacio público.

“Es necesario redefinir el modo en que operan las políticas de desarrollo urbano a nivel nacional con el fin de integrar alternativas que afronten los sucesos negativos que surgen de la construcción de vivienda amurallada como consecuencia de la percepción de inseguridad urbana, porque la realidad muestra que la construcción de muros no es hacer ciudad, sobre todo si se pretende alcanzar ‘el desarrollo urbano sostenible en pro de la inclusión social y la erradicación de la pobreza’ que propone la Nueva Agenda Urbana”, señala el académico, junto con otros tres investigadores, en Planificación urbana y la influencia de las urbanizaciones cerradas: El Área Metropolitana de Guadalajara, México (Pfannenstein, Martínez Jaramillo, Sevilla Villalobosy Anacleto Herrera, abril de 2019).

A este problema se puede ligar uno distinto, el de la pésima calidad de la dispersión urbana: los graves problemas de los valles de Toluquilla y de Tesistán en el caso de sus fraccionamientos sociales. Muchos de ellos, también cotos, constituyen un verdadero desafío que solamente podrá resolverse  si los tres niveles de gobierno garantizan la accesibilidad a los servicios y el derecho a la ciudad de todos los grupos de población, señala Pfannenstein entrevista con El Diario NTR Guadalajara.

“Cuando los habitantes de una ciudad se quedan sin acceso a servicios públicos y se les relega de los centros urbanos y sus lugares de trabajo, entonces la metrópoli se encuentra en un estado de disfuncionalidad de su sistema urbano”, sostiene en especialista.

A su juicio, la situación que vive el Área Metropolitana de Guadalajara (AMG) en materia de viviendas abandonadas (sobre todo en los municipios periurbanos) puede aminorarse si los grupos de bajos recursos tienen la oportunidad de cohabitar con otros sectores sociales en ubicaciones más céntricas.

 “Los desarrollos verticales pueden ser la solución”, pero a condición de que su diseño responda a la necesidad de integración social y no a la gentrificación que se genera cuando no se parte de consideraciones sociales.

“Si tenemos distintos niveles en el edificio, ¿por qué no dedicar una parte de los pisos (de los edificios) a la vivienda social? Si tenemos un concepto de redensificación, donde se toman en cuenta la calidad de los servicios alrededor como la movilidad, podemos dar soluciones únicas”.

No obstante los problemas, en el AMG, a su juicio, ya se comienzan a dar visos de solución por medio de una coordinación metropolitana articulada, la cual transciende como referencia en el ámbito nacional e internacional. “El siguiente paso sería incorporar el tema de la segregación socio-espacial a la toma de decisiones; estamos buscando un nuevo modelo de vivienda social”, indica.

“Tenemos la oportunidad de no excluir a la gente. Necesitamos ver que las torres están cambiando los valores del suelo, por lo tanto necesitamos monitorear cuáles serían los efectos negativos. Sin embargo, hay un gran liderazgo que puede tomar el municipio para brindar espacios de vivienda social en ubicaciones céntricas. Yo insisto mucho en los usos mixtos, donde mezclamos distintos grupos sociales, como ya ocurre en otras partes del mundo”, pondera el especialista de nacionalidad alemana.

Y da datos de uno de sus estudios, de carácter piloto, que realizó con su equipo en 33 fraccionamientos en el municipio de Tlajomulco: más de 15 por ciento de la casas están en desuso, lo cual implica una problemática de obligada atención para lograr una ciudad más segura.

“En el caso del fraccionamiento Los Silos, 98 por ciento de los consultados en la aplicación de una encuesta estandarizada se dicen inseguros. Los tres niveles de gobierno tienen que trabajar de forma coordinada e institucionalizada a este problema, para dar soluciones a la recuperación de comunidades de vivienda de interés social. El estado de Jalisco podría tomar el liderazgo en este desafío nacional”, indica.

También aborda el caso del programa municipal del ayuntamiento local, denominado Renta tu casa, que tiene el propósito de que las viviendas abandonadas de las colonias Santa Fe, Chulavista, Lomas del Mirador y Villa Fontana Aqua sean habitadas por familias que solamente paguen una renta de 350 pesos al mes. Considera que se trata de una “medida interesante” que puede integrarse a una serie de herramientas para alcanzar la solución del problema. Pero se demanda un proceso más amplio, en el cual se involucran los temas de accesibilidad vial, rutas de transporte urbano, áreas verdes, espacios recreativos, servicios básicos como agua potable, alcantarillado y saneamiento, recolección de residuos, así como una zonificación que permita no exponer a los pobladores a instalaciones de riesgo como el tendido de alta tensión, o que los terrenos no aptos para urbanización sean respetados y conservados sin contaminar.

 “La coordinación metropolitana entre los municipios y el gobierno del estado, con la actualización de sus instrumentos de planeación, podría dar la oportunidad de incluir temas centrales, como el de la vivienda, el rescate del espacio público y la segregación socio-espacial”, pone en relieve.

Destaca también la volatilidad de las cifras que se ofrecen para dimensionar el problema: a nivel nacional se maneja la existencia de más de cinco millones de casas abandonadas. Una parte del problema de la calidad de esas estadísticas y del modo de afrontarlo con políticas públicas, se puede resolver si el trabajo de la academia se acerca a quienes generan las políticas públicas. “Eso se logrará si hay un acuerdo social entre los actores involucrados y un diagnóstico actualizado”, concluyó.

da/i