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Futuro del dinero

Cuando pregunto con qué palabras identifican mis interlocutores a la economía, la respuesta más común y espontanea es: dinero. Efectivamente, aunque el sentido de la economía es más extenso y profundo, en una economía de mercado, como la nuestra, una gran proporción de los bienes y servicios a los que accedemos la obtenemos a cambio de dinero. El dinero es una forma de expresar los bienes y servicios que socialmente producimos para ser intercambiados en el mercado. Obviamente producimos otros bienes no mercantiles, pero quedémonos por ahora con los bienes monetarios. ¿Cuáles son sus instrumentos? Seguramente lo primero que nos viene a la mente son los billetes y las monedas, pero en realidad tienen un peso cada vez menor. Las transacciones se realizan cada vez más por medios electrónicos. En la actualidad juegan un papel central las tarjetas de crédito y de débito, aunque será cada vez más predominante el uso de códigos digitales a partir de nuestros celulares.

Tanto en los usos cotidianos de las tarjetas actuales como en las transacciones electrónicas en computadoras o celulares, el mercado depende del funcionamiento eficiente, seguro e instantáneo del Internet. Dependemos no sólo de los bancos o instituciones financieras, sino de las empresas tecnológicas que contratan para proveerlas de los servicios. ¿Pero qué pasa cuando algunas de estas empresas enfrentan problemas de conexión, de hackeos o afectaciones?... Se pone en riesgo el funcionamiento de una economía de mercado.

El sábado pasado, la empresa Prosa enfrentó problemas con un centro de datos y ello se convirtió en la imposibilidad para efectuar transacciones mediante medios electrónicos durante toda la tarde. Además, no se trató de un sábado cualquiera, sino del inicio del nuevo ciclo escolar en todo el sistema educativo. Seguramente gran parte de las compras de libros y útiles escolares se realiza mediante medios electrónicos. Cuando tales medios fallan, el problema puede llegar a ser muy grave.

La caída se resolvió con relativa rapidez, pero nos muestra la vulnerabilidad en la que nos encontramos ante unos cuantos bancos y empresas tecnológicas.

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JJ/I