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El cambio inesperado de Limón

Cuando creí que la policía metropolitana podría venirse al traste porque el Martes 13 se anunció que se posponía su presentación hasta nuevo aviso, resultó todo lo contrario porque fue el tiempo necesario para convencer a la alcaldesa de Tlaquepaque, María Elena Limón García, de que su lugar aún estaba entre los alfaristas y que más le valía sumarse a este nuevo modelo de seguridad.

Apenas el viernes pasado, Limón García aseguró que luego de participar en dos mesas de análisis con expertos sobre el tema, le informaron que “todos los regidores (de Tlaquepaque) están en contra del convenio”. Y ella le echó limón a la herida. Dijo:

“El convenio nos deja en esa desventaja, que perderíamos todo, dejaría a Tlaquepaque sin policías para integrarse a una policía metropolitana y también dejaría al próximo presidente o presidenta después de mi período, lo dejaría, cuando ella o él entre, sin ninguna posibilidad de poder hacer estrategias de seguridad, porque el convenio es hasta por seis años”. (El Occidental, 16/08/19).

Pero bastó una visita dominical a Casa Jalisco, dos días después de declarar lo referido líneas arriba, para que la Nena Limón se convenciera de lo que no lograron hacer largas horas de trabajo en varios días en palacio de gobierno, en Casa Jalisco y hasta en cafés, tanto con los responsables de la seguridad pública en el estado como con los demás alcaldes.

Luego de este encuentro con el gobernador Enrique Alfaro, ayer domingo Limón García salió convencida de que este convenio –al que al parecer se le hicieron ajustes, pero se ignora cuáles y si fueron a petición, propuesta o condición de la alcaldesa– ya no los deja en desventaja, no perderán todo con él, no dejará a Tlaquepaque sin policías ni dejará a su sucesor o sucesora sin ninguna posibilidad de hacer estrategias de seguridad, como lo declaró apenas 48 horas antes de que entrara a Casa Jalisco en atuendo deportivo negro.

Al sumarse a la policía metropolitana damos por hecho que el gobierno de Tlaquepaque no entregará elementos de su policía a la corporación metropolitana ni mucho menos recursos económicos, materiales y administrativos, como lo obligaba el primer convenio que no quiso firmar y que fue la razón central de su negativa. ¿O terminará por entregar todo lo que no quería entregar? Si es así, ¿a cambio de qué habría cedido entregar recursos humanos, materiales, económicos y administrativos a la policía metropolitana? ¿Hubo ajustes de fondo al convenio que firmaron los ocho alcaldes, menos María Elena, como para que ahora Limón García haya aceptado sumarse a este modelo o fueron superficiales para argumentar que ahora sí es aceptable?

Alfaro aseguró que hubo ajustes al primer convenio. ¿De qué tamaño fueron esos ajustes?

¿O será que el gobierno federal le advirtió al gobernador Alfaro que no reconocería una policía metropolitana si no estaban dentro todos los gobiernos metropolitanos y eso obligó a Limón García a dar un inesperado viraje a su negativa permanente?

Antes de salir a ser retratada con el gobernador en el jardín de Casa Jalisco, ¿Limón García consultó a “todos los regidores” que apenas el viernes se manifestaron “en contra del convenio” como ella mismo dijo, o estuvieron presentes y lo aprobaron al unísono? ¿O simplemente los dejará colgados de la brocha y exhibidos de que ellos bailan al son que les marque la alcaldesa?

Obviamente el gobernador le puso su sello personal a este acuerdo. Dijo: “A los que se relamen los bigotes cada vez que nosotros tenemos que procesar nuestras diferencias, esperando que el proyecto de la refundación se debilite y se divida, les digo: se van a quedar otra vez con las ganas”.

Una pregunta más: ¿se puede debilitar y dividir algo que para los jaliscienses no existe en los hechos?

ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.

JJ/I