El coordinador de los diputados del PRI, Rubén Moreira, calificó como una tragedia de gran magnitud el accidente ocurrido en el Tren Interoceánico en el estado de Oaxaca, que dejó al menos 13 personas fallecidas, una desaparecida y más de 90 heridos.

El legislador expresó su solidaridad con las familias de las víctimas y subrayó que lo primero que se requiere es una investigación profunda y seria. Advirtió que en México no existen instancias verdaderamente autónomas para investigar este tipo de accidentes, lo que genera dudas sobre la transparencia y el esclarecimiento de responsabilidades.

En entrevista para Informativo NTR, Rubén Moreira hizo un llamado respetuoso a la presidenta Claudia Sheinbaum para que se decrete una pausa en los proyectos ferroviarios impulsados por la llamada Cuarta Transformación, incluido el Tren Maya, con el objetivo de revisar su viabilidad financiera y funcional. Recordó que no es el primer incidente en este tipo de obras, ya que anteriormente se han registrado descarrilamientos y fallas operativas.

El diputado también cuestionó que dependencias como la Marina y el Ejército, cuya especialidad es otra, estén a cargo de proyectos de infraestructura que requieren alta experiencia técnica y supervisión civil. En ese contexto, señaló que existen problemas estructurales evidentes, al mencionar accidentes recientes que han involucrado a la Marina, tanto en aeronaves como en embarcaciones.

Asimismo, el legislador del PRI afirmó que el actual gobierno arrastra deficiencias heredadas de la administración de Andrés Manuel López Obrador, entre ellas el mal funcionamiento del Tren Maya, los aeropuertos, la aerolínea Mexicana y la falta de mantenimiento, supervisión, evaluación y transparencia en el uso de recursos públicos.

Moreira sostuvo que el régimen actual no permite contrapesos ni evaluaciones, lo que debilita al Poder Legislativo en su función de supervisar. Añadió que existe un desapego a la ciencia y a los estudios técnicos, lo que se refleja en sobrecostos millonarios, como el de la refinería de Dos Bocas y el propio Tren Maya, cuyos presupuestos se han multiplicado sin una explicación clara.