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La Villa: Lemus avaló El Bajío

Mientras en sus redes sociales el gobernador Enrique Alfaro ha guardado silencio sobre la venta de la Villa Panamericana, pero en una entrevista radiofónica la justificó con el argumento de que como la hicieron con dinero del Instituto de Pensiones “tenemos que ayudar a los trabajadores”, pues “quién les va a pagar si se derriba la Villa”, el presidente municipal de Zapopan, Jesús Pablo Lemus Navarro, salió ante los medios de comunicación a rasgarse las vestiduras y advertir que no autorizará que en El Bajío se construya vivienda, como es el proyecto de los compradores, mientras no se cumplan ciertas condiciones que su gobierno impondrá.

Estas condiciones son: 1. Resolver la situación jurídica, pues existen seis amparos o suspensiones federales y estatales que obligan a mantener las cosas en el estado en que se encuentran; 2. Establecer medidas de mitigación en la zona, y 3. Que se publique un decreto de protección de la zona para evitar el desarrollo inmobiliario masivo.

Agregó: “Lo que estamos buscando es evitar que haya un desarrollo masivo habitacional para toda la zona de El Bajío. Creo que sería un completo despropósito para toda la ciudad el que pudiéramos ver en algunos años en la zona de El Bajío llena de cotos, de edificios, de centros comerciales…”.

Curiosamente, estas preocupaciones que Lemus Navarro tiene hoy como presidente municipal de Zapopan y con amplias aspiraciones a ser candidato a la gubernatura en 2024 –incluso con la idea de que en 2021 puede volver a ser alcalde–, no las consideró cuando como presidente de la Coparmex fue, junto con otros empresarios, promotor de que la Villa Panamericana para la justa deportiva de 2011 se construyera precisamente en esa zona del Bajío, no obstante la protesta de grupos y colectivos ecologistas, a quienes el gobierno estatal y los propios empresarios hicieron oídos sordos.

En septiembre de 2009, luego de que se frustró el intento de construir la Villa Panamericana en el Parque Morelos, se acordó que fuera la iniciativa privada la que sugeriría al presidente de la Odepa, Mario Vázquez Raña, el lugar sede de la competencia deportiva. Y precisamente este grupo de empresarios propuso, y se aprobó, que los edificios que albergarían a los deportistas participantes se levantaran en donde hoy se encuentran abandonados.

Incluso, para construir la Villa se modificó el uso de suelo durante el gobierno municipal de Juan Sánchez Aldana, ignorando las suspensiones emitidas en contra de esa decisión por las Cuarta y Quinta salas del entonces Tribunal Administrativo del Estado, y que durante el gobierno de Aristóteles Sandoval se asegura que se manipuló el acuerdo para nunca se resolviera de fondo este asunto, y se responsabilizó de ello al entonces secretario de Acuerdos del Tribunal, Hugo Herrera Barba, y al subsecretario jurídico y hoy magistrado del Supremo Tribunal de Justicia, Carlos Trejo.

Lemus Navarro, incluso, fue designado vicepresidente de la Comisión de Infraestructura de la Villa, en su calidad de presidente de la Coparmex, con el propósito de “fiscalizar la ejecución de la ruta crítica aprobada para la Villa”. Integraron también esta comisión el constructor Álvaro Preciado y el entonces contador de la oficina de la Odepa, Reynaldo González.

Desde entonces se acordó, y Lemus Navarro estaba al tanto de ello y lo avaló, que al finalizar los Juegos Panamericanos los espacios se ampliarían para habilitar 700 viviendas que serían puestas a la venta.

Así, pues, mientras son peras o manzanas y llega el momento de escuchar la versión de la parte compradora, más vale que nadie trate de lavarse las manos y menos Jesús Pablo Lemus, pues él fue uno de los protagonistas principales para que la Villa Panamericana se edificará en la zona de El Bajío.

ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.

JJ/I