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Aquí no crece nada

Prácticamente en todas las áreas de la economía la innovación es una preocupación constante, pero en el mundo editorial pareciera estar de lado y no llevarse muy bien con la visión conservadora de los editores y sus ideas preconcebidas sobre sus clientes. Pareciera en México que todos están muy contentos con las ediciones en papel y con la posibilidad de vender sólo en ferias, pues la utópica red de librerías está deshecha y los pocos establecimientos que hay, incluso los oficiales, están al servicio de los grupos editoriales trasnacionales.

En el mundillo de las editoriales independientes, la situación no es muy distinta. Aunque quizá haya la sensación de mayor apertura a la venta de libros electrónicos y de audiolibros por parte de algunas editoriales, la mayoría conciben el libro sólo como un objeto de papel, con tirajes cada vez más pequeños y un desprolijo evidente, con diseños de pretensiones alternativas, a lo hípster; algunas, en el extremo de esta expresión, emplean tecnología del siglo 19 para crear sus publicaciones. Es el caso de las ediciones impresas con tipos móviles, hechas con linotipia, tecnología concebida para hacer tirajes de hasta 300 mil ejemplares y no de 300 como es la cantidad media actual. En otro espectro de este tipo de publicaciones están las impresas en casa de chorro de tinta y las cartoneras.

Ahora, gobernados por la gerontocracia federal, no parece que haya visos de cambio en estas visiones conservadoras, pues el FCE con su colección Vientos del Pueblo expresa esta idea ultra con la publicación de cuadernillos baratos que ellos imaginan como la panacea editorial.

El mercado va en picada, lento, pero no repunta. Según datos del Cerlalc, México ha caído 3% en un decenio, mientras que España bajó 36.6% entre 2007 y 2016. La razón de que nuestro país no haya caído tanto como en la península está en el atraso en los modelos de comercialización y en el peso del libro de texto. Pero cuando el mundo digital no sea una opción, sino la condición natural, muchos no asegurarán su permanencia, pues el libro es, en esencia, de amplio registro y no de subsistencia barrial. Informaciones como el crecimiento de 54% en préstamos de la Biblioteca Pública Digital de Chile deberían ser la tónica en México, pero, como se infiere, estamos estancados.

@LibracoFP

JJ/I