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La economía y el frustrado intento de venta del avión 

La noticia, la semana pasada, del regreso del avión presidencial de nuevo a los hangares del aeropuerto en la Ciudad de México provocó una serie amplia de reacciones de naturaleza muy diversa, pero pocas reflexiones, más allá de las expresiones a botepronto que sectores diversos expresaron sin considerar que lejos de sólo tratarse de una venta frustrada de un deseo del presidente, constituye una metáfora que implica, fundamentalmente, la perspectiva del rumbo que puede llevar la economía nacional bajo la presente administración. 

La noticia del retorno a nuestro país de un proyecto frustrado se generaba al mismo tiempo que se intentaba, de manera desorganizada, establecer una política y administración nueva en la atención a la salud. En el caso del tema de salud, las improvisaciones y la negativa de aceptar las consecuencias de un ejercicio adelantado dejaron a los derechohabientes en una situación de desconcierto, por una parte, y de abandono, por el otro, sin que haya instancias que asuman la responsabilidad y el control de la instrumentación del nuevo organismo; por otra parte, en tanto que se definen los responsables, la gente no tiene un enfermo de cáncer esperando pacientemente la coordinación de las autoridades y, en consecuencia, la salud de muchos ciudadanos, del pueblo bueno, se deteriora de manera irreversible. 

En el caso del avión presidencial se establecieron expectativas de qué hacer con su venta y cómo diferir de la misma, recursos para programas de bienestar social. ¿La falta de venta del avión compromete esos proyectos? Esperemos que la respuesta sea un rotundo no. 

El sistema de la gratuidad de los servicios de salud, así como el financiamiento de proyectos de beneficio social planteados por el gobierno federal, no puede sustentarse exclusivamente con el tema de los ahorros, que no son lo mismo que la austeridad. Esa parte de la narrativa presidencial tiene un ámbito específico de impacto en los discursos proselitistas o en las arengas opositoras de críticas a un régimen. 

Tratándose de gobierno, se asiste a la gestión amplia y compleja de un país completo que requiere una sustentación de su base económica, para generar la riqueza que logre financiar los proyectos de una administración. 

Los datos ofrecidos por diferentes instancias fundamentan una relativa incertidumbre, porque se requiere mantener, como ha sido hasta este momento y sin intervención presidencial, el ejercicio de una disciplina fiscal que sostenga el mantenimiento de las tasas de interés ofrecidas en México, circunstancia que ha conservado la estimación de las inversiones extranjeras en nuestro país, con un efecto importante: seguimos preservando nuestra tasa de cambio respecto del dólar a pesar de haber tenido algunos momentos de fragilidad cambiaria. 

La recaudación del ISR y del IVA que conoceremos en breve debe ser sostenida e indicador de una productividad mantenida como punto de soporte para los proyectos de desarrollo social y económico. 

En el campo de las exportaciones, no hubo crecimiento, particularmente en el sector automotriz, el contexto internacional no alentó el crecimiento. Sin embargo, constituye un elemento de cuidado para la proyección financiera y empresarial mexicana. 

Pemex tuvo un desastroso arranque debido a la falta de experiencia. Se requieren respuestas eficientes y nuevas rutas de compromiso eficiente. 

Se trata, pues, de pasar del plano discursivo a la verdadera gestión de la administración y a la integración de los proyectos que generen condiciones reales de desarrollo. En suma, no quedarnos en la metáfora del avión presidencial. 

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jl/I