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El futuro cancelado (I) 

La cultura popular evoluciona de forma tan lenta como las especies animales y vegetales, concluye un estudio realizado por investigadores de diversas universidades británicas. Sorpresivamente, no es uno de esos “hallazgos” sensacionalistas tergiversado por los medios, sino que es una publicación en la prestigiosa revista científica Nature. 

Un equipo interdisciplinario de biólogos, informáticos, científicos de datos y académicos de las humanidades utilizó parámetros diseñados por biólogos evolucionistas para cuantificar la “evolución” a lo largo del tiempo de los principales éxitos de la música popular, las novelas más reconocidas en la historia de la literatura, los ensayos clínicos y los automóviles. Los resultados fueron comparados con estudios similares que miden la evolución de polillas, caracoles y pájaros pinzones. 

Los autores de una publicación tan sui generis como ésta, cuyo único antecedente es un estudio de 2012 en el que unos arqueólogos cuantificaron la evolución de objetos de civilizaciones antiguas, la justifican argumentando que no hay trabajos similares desde un enfoque cuantitativo, pues la mayoría de esta clase de valoraciones es de índole cualitativa y proviene de subdisciplinas de la historia. 

Particularmente, este estudio sugiere la existencia de una especie de darwinismo cultural en el avance del arte, la tecnología y la ciencia, es decir, que existe un proceso similar a la selección natural y otras fuerzas evolutivas detrás de las transformaciones de los géneros musicales o literarios, así como de los ensayos clínicos y la tecnología automotriz. 

De acuerdo con los autores de la publicación, la evolución cultural ocurre cuando un nuevo producto toma características de versiones anteriores, pero las presenta en una forma novedosa o agrega otras cosas distintas. 

Por razones personalísimas, me interesa particularmente el caso de la música. En este ámbito, la evolución se materializa cuando, a partir de ciertas influencias, los artistas crean cosas nuevas. 

Los investigadores tomaron las listas de éxitos de Billboard desde 1960 hasta 2010. Hay que aclarar, por supuesto, que esta mirada es muy restrictiva de la música pop pero posiblemente la eligieron porque es cuantificable. 

Entre otras cosas, el estudio concluye que, a pesar del gran flujo de artistas, canciones y estilos que conocemos, las nuevas canciones pop muy rara vez son novedosamente sorprendentes. 

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jl/I