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Elegir con conciencia

Ahora más que nunca, los jaliscienses tenemos el poder en nuestras manos, el voto más poderoso de la última década, y debemos hacerlo valer para marcar la diferencia en el próximo proceso electoral. 

Siempre hemos estado obligados a elegir con conciencia, pero este año lo es todavía más, porque debemos analizar todas las situaciones complicadas que estamos viviendo y cómo la están resolviendo los políticos y sus partidos que quieren otra vez repetir en el cargo o que consideran que pueden hacerlo mejor. 

Tomando como referente otros procesos podemos afirmar que este 2021 será histórico, porque pedirán nuestro voto en medio de una crisis de agua y sin información clara sobre cómo evitarla o contrarrestarla, y de una pandemia de salud que aún no tiene fin, y que generó un proceso de vacunación que se ha caracterizado por ser deficiente y denigrante para nuestros adultos mayores. Será momento de recordar cómo hicieron más complicada la aplicación de una vacuna y dejaron a miles de familias con la incertidumbre y la tristeza de no resultar favorecido. Y lo peor, hasta con el miedo de morir por no haber logrado vacunarse, aún con las horas o días de espera. 

Los políticos nos querrán convencer que pueden marcar la diferencia cuando estamos en medio de una guerra entre la delincuencia organizada y una crisis de inseguridad que no han podido controlar. Una oleada de desaparecidos, homicidios y hallazgos de cadáveres en fosas clandestinas que con el paso de los días siguen aumentando. 

Tampoco hay que olvidar la crisis de empleo que hay en el estado. Los miles de negocios que debieron cerrar, aún con años de funcionamiento porque ya no pudieron aguantar más, no recibieron los apoyos prometidos o fueron insuficientes, y los que sufrieron recortes en sus salarios, que los obligaron a descansar jornadas para pagarles menos, a quienes despidieron sin motivo alguno y los que se endeudaron para poder sobrevivir y aún no encuentran la salida a sus problemas económicos. 

Con todos estos escenarios, quienes aspiran a ser diputados locales o federales, alcaldes y regidores nos tratarán de convencer. Y aquí es donde pongo especial énfasis en sugerir ser críticos, desconfiados y exigentes en lo que dicen y hacen, en usar nuestro raciocinio, nuestra capacidad de análisis y deducción, y nuestra congruencia para profundizar si quienes piden el voto tienen derecho a hacerlo; en pocas palabras, si se lo merecen. 

Hay que estar preparados con argumentos sobre los problemas que tenemos para cuestionarles cómo visualizan que se pueden resolver y revertir. A realizar una investigación sobre su pasado y su trayectoria profesional para saber si se puede confiar en su palabra, si los hechos son más contundentes que las acciones y si las promesas que harán son viables. A no olvidar el pasado para usarlo como arma de defensa y fuerza para saber si los candidatos quieren sólo el voto fácil o si están preparados para obtenerlo. 

Debe ser esta elección una de conciencia social e individual, una donde no demos nuestro voto tan fácil, que demuestren por qué debemos dárselo y qué es lo que harán para conseguirlo. 

Hay que estar atentos para evitar que nos hablen bonito o nos bombardeen con mensajes muy bien elaborados, pero que en el fondo no dan respuestas a nuestras dudas ni atienden nuestros problemas. 

Es tiempo de cuestionar, revirar y exigir que cumplan lo prometido en el pasado, evitar que nos vendan espejitos. 

En este proceso electoral son 13 los partidos políticos que competirán solos, es decir, demostrarán cuánto valen en las urnas y cuál es su real influencia política. Será momento de ver cuántos sobreviven porque son realmente genuinos en apoyar a sus electores o sólo buscaban el financiamiento público. 

Habrá más candidatos que en otras elecciones donde a la mayoría ni los conocemos porque son nuevos, y habrá otros que pensábamos que ya estaban muertos, pero revivieron. 

Es momento de exigir y recordarles que tenemos memoria a corto y largo plazo. 

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jl/I