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No podemos normalizar la violencia

Viernes 7 de mayo. 7 a. m. El Rosario, Teocaltiche, Jalisco. Se reciben varias llamadas al 911 para solicitar ayuda luego de que sujetos armados balearan una camioneta y asesinaran a una persona. En días siguientes, 400 habitantes abandonan sus viviendas por temor a las consecuencias de los enfrentamientos entre grupos criminales. 

10:40 p. m., San Andrés, Guadalajara. Un comando armado irrumpe en un hogar, golpea y amedrenta a quienes ahí viven y levanta a tres hermanos. Dos días más tarde los cuerpos sin vida de Ana Karen, José Alberto y Luis Ángel González Moreno son hallados en la carretera a San Cristóbal de la Barranca. 

11:15 p. m., Centro de Tlaquepaque, ZMG. Agentes de la FGR en funciones de escolta son baleados por más de 10 minutos mientras intentaban estacionar su vehículo. Gracias a que el automotor era blindado, resultaron ilesos, pero una niña de 13 años resulta herida por esquirlas. 

Esta es la sucinta y tétrica crónica de un día cualquiera en Jalisco y la espiral de violencia que lo embarga. Cualquiera de nosotros podría estar en mitad de esta inenarrable tragedia y perderlo todo. La violencia está a la vuelta de la esquina y nos acecha a todos. 

El gobierno de Enrique Alfaro está claramente rebasado. Tras dos años y medio de gobierno no ha podido enfrentar y resolver la díada de inseguridad y violencia que nos coloca cada año, a nivel nacional, entre los tres primeros lugares por asesinatos y feminicidios. 

Cuando un Estado no es capaz de garantizar a la ciudadanía su seguridad física y la de sus bienes, ese Estado pierde su razón de ser. Thomas Hobbes argumenta en su obra Leviathan que la única forma de vivir en paz y sin peligro de muerte violenta (seguridad) es mediante la instauración del Estado soberano. 

En Jalisco y en México es evidente que quienes están encargados de manejar las instituciones de Estado para brindar seguridad han fracasado y una constante ola de muerte nos amenaza. De seguir por esta ruta, involucionaremos hacia el Estado de naturaleza, que el propio Hobbes describe como una guerra de todos contra todos. 

No debemos permitir que continúen las mentiras de las cifras oficiales, la ineptitud y, a ratos, la complicidad abierta con la delincuencia de los gobiernos de MC a nivel estatal y de Morena a nivel federal. 

Este 6 de junio tenemos la oportunidad de hacerles escuchar de forma clara nuestra exigencia de que cumplan con sus responsabilidades. Creemos un contrapeso con lo que tenemos a mano, en los congresos local y federal y en los gobiernos municipales, no votando por los candidatos de MC ni de Morena y movilizándonos en exigencia abierta y clara de resultados. Y si no pueden, obliguémoslos a que renuncien, como sentenció Alejandro Martí hace 13 años. 

Basta de promesas incumplidas, mentiras, pretextos, amañadas cuentas alegres y complicidades. Lo que está en juego no es la ambición de un político o el proyecto de un partido. Hoy en Jalisco y en México lo que está en juego es que siga la ruleta rusa de la inseguridad y más temprano que tarde nos toque a ti o a mí pagar las consecuencias. 

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jl/I