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Los plurinominales otra vez

Llama la atención que el presidente López Obrador se presente a sí mismo como un político de izquierda y que, sin embargo, sus políticas de gobierno sean las que la derecha aplaudiría si no fuera porque no lo quiere a él en lo particular. Hace poco tuvo una reunión con algunas de las personas más ricas del país, y poco después anunció lo que quiere llevar a cabo en el corto y mediano plazos: incorporar a la Guardia Nacional al Ejército, no subir impuestos y eliminar a los diputados plurinominales. 

Solamente abundaré en el último punto por ser el de mi especialidad, aunque los otros dos también son muy preocupantes; el primero porque deja en claro que no tiene la voluntad de construir estrategias de seguridad que además construyan una paz diferente a la de los sepulcros, algo que el mismo Pinochet aplaudiría; y el segundo porque implica que no planteará un impuesto a las grandes fortunas, que es lo que se está recomendando a nivel internacional para obtener recursos para salir adelante después del Covid-19, por lo que al parecer los grandes intereses económicos siguen siendo los más importantes al momento de tomar las decisiones, pese al discurso de nuestro primer mandatario. 

La idea de que los diputados plurinominales no sirven para nada la popularizó hace varios años un conductor de radio al que nadie podría acusar de ser izquierdista, Pedro Ferriz de Con, quien se manifestaba abiertamente a favor de las medidas represivas y autoritarias. Él consideraba que las discusiones en el Congreso simplemente entrampaban la toma de decisiones, que debería de ser más ágil para que el Ejecutivo pudiera guiar al país por el rumbo que deseara. Esa idea es claramente autoritaria, porque implica que todo el país esté a merced de la voluntad de una sola persona, lo cual siempre es peligroso, como la historia nos lo ha mostrado. 

En ese sentido, vale la pena recordar que durante varias décadas no existieron diputados plurinominales o de representación proporcional, sino únicamente de distrito o uninominales. Muchas personas todavía podrán recordar que en la década de 1970 la Cámara de Diputados estaba integrada únicamente por diputados del PRI, cuyo trabajo era aprobar lo que mandara el titular del Ejecutivo, sin discusión. 

Sin embargo, esa situación estaba minando la legitimidad del sistema, pues cada vez había más actores políticos que buscaban vías no institucionales para gestionar sus demandas, como las guerrillas urbanas y rurales, por ejemplo, y eso ponía en riesgo todo lo demás. 

Por ese motivo se cambió la ley y se abrió la posibilidad de que hubiera diputados de la oposición, a quienes al principio les tocaban unas cuantas diputaciones, porque la proporción de los votos que recibían los partidos de oposición era muy baja, pero poco a poco eso fue cambiando, y así se pudo llegar al punto en el que Ernesto Zedillo tuvo que gobernar con un Congreso con mayoría opositora, pese a lo cual logró hacer varios cambios que aún siguen siendo importantes, como dotar de autonomía al Banco de México o hacer que la Suprema Corte de Justicia de la Nación tuviera el carácter de un tribunal constitucional. 

Y ahora llama la atención que un partido que tuvo una presencia más o menos significativa en el trienio 2015-2018, de 47 diputaciones, de las cuales 25 correspondían a plurinominales, con las que pudo comenzar a incidir en las decisiones públicas, quiera eliminar esa figura, como para impedir que otras fuerzas políticas tengan esa misma posibilidad y oportunidad. La verdad es que esa no parece la visión de un estadista comprometido con la democracia. 

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Twitter: @albayardo

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