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Hechos, no palabras

Una frase tan gastada como la que encabeza esta columna sigue expresando algo que es fundamental cuando queremos identificar la actitud de una persona, o grupo de personas, porque son las acciones, las decisiones tomadas y ejecutadas las que ponen en evidencia qué es lo que se quiere hacer. 

Abusar del discurso es un vicio muy extendido entre quienes se dedican a la política en nuestro país, pues la fuerza simbólica de las palabras ayuda a crear consensos, y anima a las personas a sumarse a un equipo con el que se sienten afines. En muchas ocasiones ese discurso puede crear un velo que oculta la realidad, porque quienes lo escuchan anhelan creer que eso que se les dice es cierto, que, por fin, después de muchos años se va a cumplir aquello que tanto se esperaba. 

El autoengaño en el que podemos caer, dejándonos llevar por las palabras, es el que ha motivado que entre las mujeres suelan utilizar la frase “amiga, date cuenta” cuando quieren ayudar a alguien a contrastar las palabras y los hechos dentro de una relación, especialmente cuando estos últimos ponen en evidencia que una de las partes está fallando de una manera muy grave en su compromiso o que abusa. 

Y en el caso de nuestra realidad sociopolítica de vez en cuando también necesitamos que alguien nos plantee ese “date cuenta”. En este caso quiero referirme a la alianza MC-PAN en el Congreso de Jalisco, que poco a poco ha ido preparando todo para desmantelar el sistema anticorrupción de nuestro estado, que, aunque estaba lejos de funcionar de manera adecuada, contaba con algunos elementos que dificultaban el trabajo a quienes querían actuar de manera poco íntegra. 

Con el pretexto de atender las demandas ciudadanas que propusieron un conjunto de reformas articuladas entre sí, para aumentar la eficiencia del sistema anticorrupción, particularmente en lo que se refiere a la prevención de los actos corruptos, denominada Reforma 2.0, las bancadas de MC y el PAN, plantearon una serie de modificaciones a la ley que más bien son una contrarreforma, es decir, son un conjunto de disposiciones legales que permitirán mantener la opacidad y la discrecionalidad en el ejercicio de diversos recursos y facultades públicas, a favor de quien toma la decisiones en nuestro estado, lo que, sabemos, propicia la corrupción. 

Para ocultar esa maniobra, de manera astuta procuraron darle notoriedad a otra propuesta, que ya se aprobó, la de retirarle el salario a quienes integran el Comité de Participación Social del citado sistema anticorrupción, algo tan improcedente que seguramente será muy fácil de revertir. Sin embargo, las otras reformas, que son las realmente peligrosas, desde la perspectiva de la integridad pública, no serán tan fáciles de revertir. Quien desee conocer detalles al respecto puede consultarlos en la siguiente dirección: https://www.cpsjalisco.org/reforma_sea.php. 

¿Qué podemos hacer al respecto? Por un lado, podemos utilizar las redes sociales para demandar a quienes nos representan en el Congreso de Jalisco que retiren la contrarreforma, y que aprueben la Reforma 2.0, que es producto del trabajo de organizaciones ciudadanas, iniciativa privada, y personal académico. En el siguiente enlace se encuentra las cuentas de Twitter de quienes integran la actual Legislatura de Jalisco: https://bit.ly/3DPeBXk. 

En segundo lugar, debemos pedirle al gobernador que se pronuncie respecto a la propuesta de contrarreforma, dado que es él quien deberá aplicarla, en caso de que se apruebe, para saber si está a favor o no de la integridad pública, y de la apertura gubernamental y parlamentaria. Hechos, no palabras. 

[email protected]

Twitter: @albayardo

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