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Mezcala: urge finiquitar la sentencia

La columna de hace 15 días la termine diciendo que la sentencia definitiva de los tribunales agrarios respecto de la demanda que desde hace 20 años interpusieron los indígenas comuneros de Mezcala de la Asunción, municipio de Poncitlán, Jalisco, contra el empresario tapatío Guillermo Moreno Ibarra que desde entonces les invadió el cerro del Pandillo, confirmaría si para esa comunidad indígena la justicia podría señorear sobre el lucro, la ambición y vanidad del invasor. 

Y resultó que después de una larga lucha de resistencia, los administradores de justicia se convencieron de que una sentencia en contra de esta comunidad rebelde lo único que traería como resultado sería el escalamiento de la resistencia, y una mayor evidencia pública de que los argumentos del invasor solo se sostuvieron a través de influencias que podrían estar imbricadas en una red de complicidades de más personas también interesadas en el cerro del Pandillo, desde el cual se pueden disfrutar las mejores vistas y  paisajes del lago de Chapala. 

De otra manera no es fácil entender que un solo empresario pueda detener dos décadas la justicia; que hiciera una gran finca en la cima del cerro, con represas y alberca, alterando el entorno natural, seguro sin permisos de construcción municipales y que esta fuera vigilada permanentemente por varias personas armadas. Daba la impresión de que él mandaba y podía hacer lo que le placiera. Por ello, en Mezcala siempre han pensado que Guillermo Moreno Ibarra pretendía convertirse en la punta de lanza para empezar a desarticular la férrea defensa que por siempre ha hecho este pueblo de su territorio. El invasor sabe que el punto neurálgico de esta resistencia es el Comisariado de Bienes Comunales y por ello es que pretendió desestabilizarlo y apropiarse de él usurpando la personalidad de comunero. 

Ya han transcurrido más de 15 días de la sentencia definitiva contra el invasor y sigue faltando lo más importante: que las autoridades hagan entrega de la tierra invadida a las autoridades comunales de Mezcala. Si bien las autoridades siguen afirmando que lo harán, no ponen fecha exacta para su cumplimiento. 

Por lo tanto, en la comunidad hay inquietud porque no se lleva a efecto la entrega. Temen que de pronto surja algún artilugio o que el empresario y sus potenciales socios intenten alguna acción desesperada. Por ello están muy alertas. Las autoridades deberían actuar con premura para diluir toda duda al respecto y evitar cualquier incidente. 

Como parte de la historia viva que en este pueblo ha mantenido la resistencia, se festeja, cada 25 de noviembre, como la fecha cuando los ancestros regresan al pueblo para recordar, primero, aquella gesta histórica cuando entre los años 1812 y 1816 protagonizaron en la isla de Mezcala, una de las más dignas en rebeldía contra los españoles que pretendían colonizarlos y no lo lograron y, segundo, para recordarles con ello a las generaciones cocas actuales de su responsabilidad para seguir cuidando el territorio. 

A diferencia de hace 20 años, ahora esta visita de los ancestros seguro ya no fue en medio de la angustia, sino con una precavida actitud festiva porque se han dado cuenta que sus hijos están cumpliendo con la encomienda. Actitud que seguro es compartida por el Chan del Lago, el vigilante del lago; la Vieja y el Viejo, esas enormes rocas que el próximo mes de mayo estarán más felices cuando, como parte de sus tradiciones, vayan a bañarlas para asegurar la lluvia y la buena cosecha, así como por los múltiples duendes buenos y traviesos que abundan en este territorio mágico.  

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