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Legisladores del mañana

Parece ser que a los integrantes del Congreso local se les puede calificar como los legisladores del mañana, porque todo lo posponen si se trata de asuntos políticos delicados. 

Cuando son temas polémicos que pueden generar discordancias entre partidos políticos y gobierno en turno y no urge resolverlo en favor de quien tenga la mayoría, lo dejan para después, para el próximo mañana que nunca llegará hasta que haya un suceso extraordinario o una presión social. 

De lo contrario, ¿cómo explicamos que desde julio de 2017 no se han hecho las modificaciones a las leyes orgánicas del Poder Ejecutivo y de la Fiscalía General para garantizar la autonomía de la fiscalía estatal? Y por consiguiente transparentar y que sea autónomo el nombramiento del fiscal general. 

La justificación de los actuales legisladores fue que el ahora ex fiscal general Gerardo Octavio Solís iba a durar en el cargo los seis años y no estaba previsto que dejara el cargo a la mitad del sexenio, y esto los metería de manera imprevista a una discusión para la cual no estaban preparados. 

El tiempo siempre alcanza a los legisladores en cuanto a lo que deben de hacer. La armonización de las leyes no es su prioridad o algo que les convenga políticamente, y en esos casos meten el desacelerador. 

Lo peor es que quedan mal, hoy es difícil entender y explicar la incongruencia de no hacer caso a lo que dice el actual artículo 53 de la Constitución estatal, de hacer el nombramiento del fiscal con una terna con el argumento de que hay un transitorio, el cual indica que no está vigente porque no se modificaron las leyes orgánicas del Poder Ejecutivo y la Fiscalía general. 

Aquí empieza la disputa legal entre diferentes interpretaciones, y obviamente que la ganadora es aquélla que convenga a la mayoría y al gobernador en turno. Y si existiera el hubiera, todo esto estaría corregido si hubieran hecho la modificación pendiente cuando no había intereses políticos en juego, quizás la hubieran aprobado y no estaríamos en este dilema. 

Y hay muchos ejemplos de estas incongruencias y desidia de los legisladores como la falta de armonización del paquete de leyes en materia de desaparecidos donde todavía está pendiente la ley de víctimas, precisamente porque afecta los intereses económicos del presupuesto estatal y no han dicho cómo podrían operar la bolsa para pagar a las víctimas de cualquier delito. Sólo sacaron la de desaparecidos y declaración de ausencia y con años de retraso. 

Todos estos temas son delicados, pero están obligados a discutirse en público, en tribuna, en mesas de trabajo serias donde se invite a todas las partes y donde se pueden conocer posturas claras por bancada parlamentaria y por diputado, y al final, simplemente asumir el costo político sí deciden aprobarlas o rechazarlas. 

También la desidia de los legisladores los ha llevado a posponer los temas que tienen que ver con la diversidad sexual dejando en la congeladora la obligación que tienen de modificar las leyes para hacer valer el matrimonio igualitario o para hacer valer el derecho. Otros casos son los juicios políticos de personajes de poder, polémicos, que sólo cuando hay presión mediática, social y al gobierno en turno le conviene deciden darle máxima celeridad y ponerlo en la mira. 

Estos casos políticos deben resolverse y no dejarlos para mañana cuando tenga ganas, tiempo o cuando se lo indiquen, cuando no pierda votos o cuando pueda quedar bien con la gente. Deberían hacerlo porque quieren actuar y tomar partido no pensando en sumar o restar votos ni en los reflectores. 

Aquí el mañana nunca llega y dura años, incluso patean los temas a las siguientes administraciones, y cuando las nuevas los reciben simplemente cuando pueden los eliminan, les dan carpetazo para depurar el rezago y despejar su agenda actual. 

Y sólo pensarán en su mañana político rumbo al próximo proceso electoral y no el mañana de sus representados. 

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jl/I