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A la media vida de las mujeres

A muchas mujeres, al llegar a la segunda parte de su vida, les sorprende y preocupa el estar experimentando:

  • Síntomas vasomotores, como los bochornos o sofocaciones y sudoraciones nocturnas
  • Cambios en el patrón del ciclo sueño-vigilia
  • Cambios de humor o estabilidad emocional
  • Disfunciones sexuales
  • Problemas con la concentración y la memoria

Esa legitima preocupación generalmente está fundamentada en que nadie les informó y advirtió sobre los aspectos hormonales y psicosociales que vivenciarían al llegar a esta parte de su vida.

En los aspectos hormonales se debe tener claro que es normal llegar al climaterio o perimenopausia, que es un período de transición en la vida de la mujer entre la etapa reproductiva a la no reproductiva. Esta fase se inicia aproximadamente cinco años antes de la menopausia, alrededor de los 40 años, y su duración es de 10 a 15 años; se caracteriza por la intensa variabilidad en las concentraciones de estrógenos, lo que afecta el funcionamiento de las áreas cerebrales y los procesos de neurotransmisión.

Durante los años que preceden al cese menstrual o menopausia algunas mujeres comienzan a sentirse más distraídas, más susceptibles al llanto o la irritabilidad y con problemas de recuperación de información conocida, como nombres de personas u objetos cotidianos. Estos cambios en su patrón habitual de comportamiento les causan preocupación y hasta temor de estar manifestando un deterioro mental irremediable, del tipo de las demencias o la tan temida enfermedad de Alzhéimer.

En los aspectos psicosociales se debe tener claro que en la mayoría de las mujeres ocurren modificaciones en el estilo de vida, ya sea por el crecimiento de las y los hijos y su salida del hogar (para quienes se habían dedicado hasta entonces a ser madres y amas de casa) o por la sensación de haber perdido una parte importante de su vida como mujeres (para quienes optaron por vivir solas, quizás dedicadas a una profesión o trabajo remunerado).

Aun en el caso de mujeres que han combinado trabajo familiar y remunerado, los cambios pueden ocasionar desubicación, confusión y, en algunos casos, sentimientos de menor valía personal y desesperanza total ante un futuro incierto, de mujer envejecida, que culturalmente se ha presentado como poco deseable en el mejor de los casos.

La buena noticia para ellas es que con tratamiento médico de terapia hormonal y/o psicofarmacológica y apoyo psicológico pueden mejorar mucho su calidad de vida y construir un mejor mañana.

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jl/I