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Día de la candelaria, producto de una “simbiosis cultural”

(Foto: Archivo | Cuartoscuro)

Este 2 de febrero se celebra el Día de la Candelaria, una de las festividades católicas donde se recuerda el nacimiento del niño Jesús, y donde dichas celebraciones se remontan desde compartir la rosca de reyes el 6 de enero hasta la tradicional práctica al comer tamales este día.

Pero ¿Cómo surge esta tradición? ¿Cómo ha cambiado con el paso del tiempo?

El doctor Bogar Armando Escobar Hernández, profesor investigador del departamento de Geografía y Ordenamiento Territorial del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) de la Universidad de Guadalajara, explicó que es producto de una “simbiosis cultural”.

“Es producto de una simbiosis cultural, sus orígenes se remiten al nacimiento del niño Jesús, el cual, 40 días después de que la virgen lo dé a luz, de acuerdo con un ritual se tenía que presentar la madre, y llevar al templo un carnero y un pichón, para purificar al niño del pecado original, esa es la parte, digamos, occidental. A partir de eso, hacia el Siglo 6 empezó la práctica de presentar representaciones, es decir con muñecos del niño Jesús, y llevarlas al templo, que a su vez, se sintetizaron como una práctica de origen prehispánico, que era al inicio del ciclo fértil de la tierra, hacer ofrendas del maíz, y después de tamales a las deidades”.

Escobar Hernández puntualizó que actualmente, si bien festejar el Día de la Candelaria sigue siendo una costumbre en México, la forma en la que se celebra se ha transformado, ya que se han cambiado ciertos valores.

“Yo diría que de alguna manera se siguen practicando pero sin entender la esencia, simplemente a partir de acciones concretas, y reduciéndolo a sentido más materialista, en este caso el consumo de ciertos alimentos, pero sin entender el trasfondo, y sobre todo sin tener un impacto en la cuestión espiritual”.

Por ello, consideró que hay que enfocarse en los significados de esta tradición católica, para así “como en todas las prácticas no solamente hacerlas de manera reflexiva, estomática o superficial, sino realmente a partir del interés por entender, pues toda práctica, todo ritual tiene un trasfondo ideológico, tiene un trasfondo intelectual, y sobre todo espiritual, entonces no quedarnos con la costumbre porque así se hace”, señaló.

EH