INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

Respuestas

Lejos, pero muy lejos quedó Yahoo! Respuestas, ese formato de comunidad en la que cualquiera podía hacer una pregunta y quienes quisieran podían contestarla. Quien lanzaba el cuestionamiento además elegía la mejor respuesta y así lograbas ciertos puntajes que, en realidad, no servían para nada.

Haber nacido en los inicios de los 80 del siglo pasado me permitió (y me sigue permitiendo) ver los cambios y avances tecnológicos y científicos a pasos agigantados. Somos la generación que vio cómo se dejaban de usar los teléfonos de disco por los de botones y, después, por los celulares (y variedades de estos), o las máquinas de escribir por las compus de escritorio y después por las portátiles, las tabletas y todas las formas intermedias.

Pero también dentro de esos mismos cambios los formatos se han transformado ante nuestros ojos. Como ejemplo, precisamente Yahoo! Respuestas, que comenzó a funcionar en 2005 y cerró sus pestañas en 2021. Se dividía en categorías y, según datos oficiales, estaba disponible en 12 idiomas.

En aquellos años era súper interesante tener acceso a cierto conocimiento que sólo una persona igual que tú te lo podía dar, porque había preguntas llenas de matices, al igual que sus respectivas respuestas, que no podíamos encontrar en los buscadores simples que entonces teníamos a la mano.

Ahora llegó como una revolución el ChatGPT, del que ya varios colegas han dado nociones en estos mismos espacios de opinión. Básicamente después de confirmar que no eres un robot (la ironía), puedes, con un correo, una contraseña y un número celular, abrir una cuenta en esta plataforma y preguntar, básicamente, lo que quieras. Datos generales de un país, información de cierto suceso, dudas filosóficas… y también puedes pedir que te escriba una pieza creativa. Y lo hará. (Aquí además habrá que abrir nuevas discusiones sobre la ética y el plagio, por cierto).

Le hice varias preguntas de diferente tipo y planteadas de formas diversas, con un afán lúdico, por un lado, pero por el otro intentando identificar aquello que aún nos separa, por mucho, de esta inteligencia artificial que, con cada pregunta, se alimenta a sí misma para mejorarse y poder dar respuestas correctas… si el adjetivo de correctas es en realidad lo adecuado para el caso.

Le pregunté, por ejemplo, cuál fue el primer feminicidio registrado como tal en México y no me dio una respuesta satisfactoria, cuando con una búsqueda apenas profunda en los motores que nos ofrece la web cualquiera de nosotros, discerniendo información, podríamos encontrar datos que nos acercaran a una respuesta adecuada.

Le pregunté en sueco “¿Qué es la felicidad?”, y también en sueco le pedí que me respondiera en inglés. Lo hizo sin problema, hablando de la felicidad como un estado diferente en cada persona y según lo que buscaba en su vida. Vamos, que en filosofía y disertaciones históricas no se metió.

No tiene dilemas, no va a responder lo que tú quieres leer (no aún, al menos); no te dirá si las Chivas son mejor equipo que el América o cuál género musical le gusta más, pues no tiene personalidad.

Sobre la parte creativa básica, le pedí un poema sobre una gata negra de 15 años y un cuento basado en el poema El cuervo de Edgar Allan Poe. Ambos fueron creados de inmediato, a una velocidad impresionante, aunque con inconsistencias de redacción que, sin duda, irá corrigiendo conforme aprenda gracias a la propia alimentación que le damos los usuarios. Y la verdad es que a nivel intelectual no me parecieron creaciones siquiera interesantes.

Siento que estamos ante una nueva época en la era de la información, pero que irónicamente seguirá abriendo más la brecha digital y de conocimiento entre quienes podemos tener acceso a la tecnología y quienes no.

Por cierto, ChatGPT hay algo que no sabe.

Contar chistes.

Twitter: @perlavelasco

jl/I