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Quinto Patio

En política, los pleitos tienen consecuencias. No se puede subir un político, un grupo o una administración a un ring y pretender salir sin, al menos, moretones. Por eso, una frase que mascullan políticos experimentados es nunca echarse un pleito si saben que no ganarán. Al menos esa sentencia de la política real es posible que el gobernador Enrique Alfaro Ramírez no la haya escuchado y, si la escuchó, ni caso le hace, porque sus confrontaciones permanentes con el gobierno federal dejaron un saldo adverso a Jalisco. Los números hablan y hasta gritan.

Para grandes proyectos, el gobierno estatal solo ha recibido, pechereques más, pechereques menos, arriba de 8 mil millones de pesos. Cantidad que, si se compara con el anterior sexenio, representa como una quinta parte de lo que gestionó y recibió Aristóteles Sandoval. Cuentan que cuando andaba más engallado Alfaro Ramírez, sobre todo en los primeros años de su ya desfalleciente sexenio, llegó la instrucción desde la cúpula federal de que no se le atendiera, se le dieran largas, lo capotearan. La física política funciona: a toda acción habrá reacción. Aunque los paganos por los pleitos políticos sean, finalmente, los ciudadanos.

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La Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara pone a prueba si los libreros o hasta bibliotecas particulares que los políticos presumen en sus fotografías o en videos en redes sociales son escenografía o si realmente han leído algunos. No que sean muy buenos lectores; dejémoslo en, al menos, lectores. La prueba en la feria es precisar los títulos y autores de tres libros que hayan marcado sus vidas.

El primero que hizo el ridículo en rueda de prensa en la FIL fue Enrique Peña Nieto, que balbuceó y se equivocó; el segundo fue Antonio Meade, aunque en entrevista televisiva, pues ni se acordó del título del libro que supuestamente había escrito, y la que medio resbaló fue Xóchitl Gálvez, a quien le preguntaron cómo se llama el libro que se inspiró en ella, y para responder debió tomarlo y leer el título.

¿Qué respondería Claudia Sheinbaum?, porque Gálvez asegura que la abanderada de la 4T tuvo miedo de ir a la FIL. Políticos(as): mínimo lleven un discreto acordeón.

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El defensor de derechos ambientales y dirigente indígena de la comunidad Ayotitlán Higinio Trinidad de la Cruz fue víctima de lo que pareciera una desaparición forzada, en la que se presume participaron funcionarios del Ayuntamiento de Cuautitlán de García Barragán, como señaló Eduardo Mosqueda, director ejecutivo de Tsikini.

Y es que indicó que Jesús Delgado Gamberros, alcalde de Cuautitlán de García Barragán, surgido de Movimiento Ciudadano (MC), citó a Higinio en la presidencia municipal a las 11 de la mañana del viernes pasado, pero ya nunca salió por la puerta principal. Hay versiones de testigos de que Higinio fue sacado por la fuerza por la puerta trasera. El crimen tendrá que aclararlo la Fiscalía del Estado.

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Y a propósito de Ayotitlán, precisamente en la plaza principal de esa comunidad empezaron su campaña el 30 de marzo de 2018 los entonces candidatos de MC al Senado de la República Clemente Castañeda y Verónica Delgadillo, que se comprometieron a luchar por las comunidades indígenas a que sean sujetas de derecho. Castañeda conoce la región, donde operan empresas mineras y se percibe la presencia amenazante de la delincuencia organizada. Visitó y apoyó a la comunidad, de la que han sido asesinados indígenas, como Aristeo Flores y Nazario Aldama.

Anoche, por fin, Castañeda condenó el asesinato. Y pasaditas las 21 horas, Delgadillo hizo lo propio en redes sociales. Haya sido como haya sido, se tardaron en hacerlo. Parece que andaban ocupados en sus precampañas. Hay prioridades naranjas.

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jl/I