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No deseo construir algo contigo

“No deseo construir algo contigo” podría ser el mejor regalo que una pareja podría otorgarnos llegado el momento, su momento. Solemos tener la fantasía de la sincronicidad del vínculo, aunque parece ser que pocas veces sucede. Somos vagabundos, somos torpes y extranjeros incluso de nosotros mismos. Nos sabemos poco. Nos investigamos menos. Pretendemos que el otro nos lea, nos descubra y de paso nos consuele.

Tal parece que pocas veces en la vida aparecen esos amores enormes que, cuando suceden, lo sabemos. Esos que nos pausan la respiración, nos completan las palabras y nos hacen creer que todo es simple y sobre todo posible. Cuando alguien nos ama nos hace saber que somos diferentes a todas las demás personas del mundo.

El amor nos ayuda a no morirnos de miedo en el camino. Nos permite que entre cada tanto se nos acomoden las tristezas. El amor hace que encontremos un poco de calor y de sentido entre todo lo monótona e incierta que es la vida. El amor ayuda a que el recorrido tenga un mejor color. A que nuestras fotos sean un poco menos blanco y negro.

El desamor es lo más parecido a la muerte. No nos han elegido. Han dejado de amarnos. No desean construir a nuestro lado ni un “algo”. No nos desean cerca, pero tampoco lejos. Desde antes, ya lo sabíamos. Diría el poeta que todo dura un poco más de lo que debería. ¿Por qué alargamos las relaciones amorosas disfuncionales? ¿Por qué nos quedamos convenciendo con nuestro amor a ese otro? ¿Qué nos representa el vínculo?

Veo adolescentes queriendo una relación formal con su amor de secundaria. Veo personas solteras sintiéndose indignas de un buen amor. Veo adultos en relaciones formales que no desean comprometerse o, bueno sí, pero en 10 años. Veo matrimonios que no pueden mirarse a la cara. Otros tantos que se han olvidado de la palabra “sexo”. Existen los amores fugitivos, sí, los fantasmas; los que no volvieron ni con el cambio. Pero bueno, como diría José Emilio Pacheco: “El que se va no vuelve, aunque regrese”.

Cuando los intereses de la pareja no son mutuos, el “No deseo construir algo contigo” se convierte en un acto de amor. Sé que dolerá, pero también sanará. Hay que diseñar las cosas de manera diferente. Toca hacer un duelo y reequilibrarnos. Después de todo, el amor es un acto de resignificación constante.

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jl/I